Las puertas más comunes son las pivotantes metálicas. En estas puertas se ensaya que la temperatura de la hoja no pase de 140 °C de media, 180 °C en cualquier punto de la hoja y que el marco no pase de 360 °C y por otro lado se comprueba la estanqueidad a gases inflamables.
El material aislante en su interior varÃa dependiendo de la resistencia al fuego de la Puerta.
Las bisagras son de gran importancia. Una bisagra en mal estado origina fuerzas de oposición al movimiento, evitando que la puerta no se pueda abrir o cerrar con facilidad en momentos de dilatación por el calor.
Pasado un año de la instalación se debe comprobar mensualmente que la puerta cierra automática y completamente cuando se deja suelta, y que la cinta expansiva o intumescente termoexpandente siga correctamente adherida al marco.
Las puertas cortafuegos deben estar cerradas en el momento en que se precise, por lo tanto deben incorporar accesorio o sistema de cierre.
La eficaz protección de la puerta cortafuego, dependerá de la fortaleza operativa de cada uno de sus componentes y del mantenimiento que se le de periodicamente..
Mantenimiento
Toda puerta cortafuegos necesita un mantenimiento preventivo, el cual mantenga inalterable sus propiedades en caso de incendio.[1]
Las operaciones de mantenimiento a realizar irán encaminadas a:
Estado de la Puerta
Ausencia de Golpes
Deformaciones
Roturas
Descuelgues
Estado de los componentes fundamentales
Cerraduras
Bisagras
Manivelas
Anti-pánicos
Cierra Puertas
Vidrios
Juntas Intumescentes
Capacidad de Autocierre
Ausencia de Obstáculos
Comprobación de la velocidad de Cierre
Comprobación del ajuste marco-hoja
Comprobación del ajuste hoja-suelo
Debido a las caracterÃsticas de los componentes y aditivos que forman el aislamiento interno de la puerta, se estima la vida útil por un periodo no superior a 20 años. Aconsejándose no agotar dicho plazo si se observa deterioro en la puerta o sus componentes.