El nombre del género fue acuñado por el periodista David Keenan en una edición de agosto del 2009 de la revista musical The Wire para etiquetar una tendencia emergente que él describió como «música pop refractada a través del recuerdo de un recuerdo».[3] El término se empezó a usar indistintamente de «chillwave» o «glo-fi», y ganó atención crítica por medio de artistas como Ariel Pink y James Ferraro.[1][4] El género llegó a ser descrito como una actualización del siglo XXI a la psicodelia, una reapropiación a la sobresaturada cultura de masascapitalista y un «pariente estadounidense» de la hauntología británica.
Características
El pop hipnagógico es un tipo de música pop o psicodélica que se basa enormemente de la cultura y música popular de los años 1980,[5][2] así como, en menor medida, los años 1970[6] y principios de los 1990.[7]
En agosto de 2009, el periodista David Keenan, conocido por escribir acerca de las escenas musicales del noise, freak folk y drone, acuñó el término «hypnagogic pop» —pop hipnagógico— para un artículo de la revista británica The Wire.[10][4] En este, Keenan lo usó para referirse a una tendencia emergente de música lo-fi y post-noise en que los artistas empezaban a emplear elementos de la nostalgia cultural, sus recuerdos de la niñez y la tecnología de grabación anticuada. Inspirado por comentarios de los artistas James Ferraro y Spencer Clark, así como rememorando un concepto similar planteado por el esoterista ruso Peter Demianovich Ouspensky, Keenan empleó el término «hipnagógico» refiriéndose al estado psicológico «entre dormido y despierto» donde se producen alucinaciones auditivas, visuales o táctiles y «contribuyen a la formación de los sueños».[7]
La etiqueta «chillwave», acuñada unos meses antes del artículo de 2009 de Keenan[11] y que describía una tendencia similar a la del «pop hipnagógico»,[12] empezó a usarse como sinónimo de este.[13] Mientras que los dos estilos compartían la característica de evocar la estética de los años 1980 y 90, el chillwave tenía un sonido más comercial con un énfasis en los hooks «cursis» y los efectos de reverberación.[14] En una reseña contemporánea del álbum debut de la banda Neon Indian, Psychic Chasms (2009), el periodista Marc Hogan nombró al «dream-beat», «chillwave», «glo-fi», «hypnagogic pop», y «hipster-gogic pop» como términos intercambiables para la «música psicodélica que cumple con una o todas de las características siguientes: basada en sintetizadores, [con] sonido casero, referenciada en los años 80, orientada al casete, calentada por el sol, relajada, alabeada, difusa, emocionalmente distante, [y] ligeramente desenfocada».[15]
Las tendencias experimentales de artistas de pop hipnagógico como Pink y Ferraro fueron rápidamente amplificadas por el género centrado en el internet acuñado como «vaporwave». Que pese a compartir el sufijo «-wave» —en español: onda u ola—, solo está vagamente conectado al chillwave.[16]
Interpretaciones culturales
Simon Reynolds describió el pop hipnagógico como «una actualización del siglo XXI a la psicodelia» en donde la «inocencia pérdida ha sido contaminada por la cultura pop» y la hiperrealidad.