Se elaboran con azúcar caramelizado hasta que se dora. Para enfriar se suele diluir un poco de zumo de limón que se añade a la mezcla. Cuando se han evitado las burbujas en la pieza, se incluye, aún caliente, en un molde en forma semi-esférica (a veces se emplea una simple cuchara), se le inserta una avellana tostada entera por pieza.[1] En la actualidad suele molerse la avellana, y en algunos casos se le añade un colorante.
Referencias
↑ abIsmael Galiana, (1996), Insólita Murcia, EDITUM, Universidad de Murcia, pág. 224