Pablo Valls y Bonet (Reus, 1814-Barcelona, 1888) fue un jurista y político español.
Biografía
Nació el 24 de enero de 1814 en Reus.[2] La Universidad literaria de Cervera le confirió en 1834 el grado de bachiller en Teología, y fue nombrado por esas fechas maestro de pages por el obispo de Astorga. Siguió la carrera de leyes en la Universidad de Barcelona, y la terminó en 1841. Desempeñó la cátedra de cánones en aquel establecimiento docente, y una relatoría en la Audiencia de Barcelona, desde 1841 hasta 1844, en que renunció ambos cargos. Se dedicó al ejercicio de la abogacía, fue letrado consultor de varios ayuntamientos de Cataluña, del Real Patrimonio en el Principado, diputado a Cortes por la provincia de Barcelona,[nota 1] vicepresidente de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País y presidente del Ateneo Barcelonés. Falleció en Barcelona en junio de 1888,[5] el día 23.[7] Afín primero al partido moderado, habría terminado aproximándose al carlismo.[6][nota 2]
Publicaciones
- Dictamen sobre el nuevo ensanche de Barcelona. Barcelona, imp. de M.Blanxart, 1855. En 4.°, 21 páginas.
- Biografía de D. Antonio de Capmany y de Muntpalau. Barcelona, imp. de Jesús y Villegas, 1857.
- Biografía de D. Pedro Vieta. Leída en la Sociedad económica barcelonesa de amigos del país, el 29 de junio de 1857. Barcelona.
- Apuntes históricos sobre la antigüedad y prerogativas de la Iglesia, antes catedral y hoy parroquia de los Santos Justo y Pastor. Barcelona, 1860.
Notas
- ↑ Según el sitio web del Congreso de los Diputados, Pablo Valls obtuvo escaño en 1867 por el distrito barcelonés de Vich,[3] fecha esta de 1867 que corrobora la necrología de El Diluvio.[4] Sin embargo, en prensa, en la comunicación de su fallecimiento, se mencionaba que habría sido diputado por Arenys de Mar.[5][6]
- ↑ Según La Publicidad: «Todo Barcelona sabe que Pablo Valls habia pertenecido al partido moderado y al carlista despues».[6] Según la necrología de El Diluvio: «Retrógrado desde un principio, cada día retrocedió más, hasta parar en manos del carlismo pasivo, que miraba con satisfaccion por lo que alhagaba sus inclinaciones. Chapado a la antigua, los anacronismos en ciencias, en política y en todo eran su comidilla favorita. Lástima de carácter malogrado por las preocupaciones de una educación miope y de horizontes estrechos».[4]
Referencias
Bibliografía