Octavio de Gran Bretaña (palacio de Buckingham, 23 de febrero de 1779 - palacio de Kew, 3 de mayo de 1783) fue príncipe real del Reino Unido, decimotercero de los 15 hijos del rey Jorge III del Reino Unido, y de la reina Carlota de Mecklemburgo-Strelitz. Seis meses después de la muerte de su hermano, el príncipe Alfredo, se le inoculó el virus de la viruela. Varios días más tarde enfermó y falleció cuando solo contaba cuatro años de edad. Su muerte dejó a sus padres profundamente afligidos, sobre todo al rey Jorge, que adoraba a Octavio. En los brotes de locura que padeció el rey años después, sufría alucinaciones sobre el pequeño príncipe.
Jorge III amaba intensamente a Octavio, su hijo favorito. El rey era cariñoso e indulgente con sus hijos menores, y se esforzaba por asistir a sus fiestas de cumpleaños y otros eventos organizados para su diversión. En una ocasión, un amigo fue testigo de una escena doméstica en la que el rey «llevaba en sus brazos por turnos a la princesa Sofía y al príncipe Octavio».[5] Los niños pasaban a menudo un par de horas diarias jugando con sus padres,[6] y el rey estaba siempre pendiente de los progresos educativos de sus hijos.[7]
Octavio tenía una estrecha relación con Sofía, su hermana más cercana en edad, que se refería a él como «su hijo».[8] Cuando Octavio tenía 19 meses nació su hermano Alfredo, que murió antes de cumplir los dos años de edad, el 20 de agosto de 1782, convirtiendo a Octavio de nuevo en el hijo menor de los reyes.[9] En una carta al escritor Horace Mann, su colega Horace Walpole escribió que tras la muerte del príncipe Alfredo, el rey Jorge había declarado: «Estoy muy apenado por Alfredo; pero si hubiera sido Octavio, tendría que haber muerto yo también». En 1820, el historiador Edward Holt describió así el carácter de Octavio: «Aunque el príncipe Octavio no llegó a su quinto año, se le consideraba muy dócil, y su buena naturaleza, hasta un punto tan poco común, hacía las delicias de todo el mundo».[10]
Muerte
Seis meses después de la muerte de Alfredo, Octavio y Sofía fueron inoculados con el virus de la viruela en el Palacio de Kew en Londres.[10][11] Mientras que Sofía se recuperó sin incidentes,[12][13] Octavio cayó enfermo y murió pocos días después, el 3 de mayo de 1783,[14] a la edad de cuatro años.[1][15] La casa real no guardó luto por el joven príncipe, ya que era tradicional no hacerlo por los miembros de la realeza fallecidos antes de los 14 años.[16]
Según la reina Carlota, la muerte de Octavio fue inesperada. En una carta a una amiga, escribió: «Dos veces he sufrido lo que tú sufres, la última sin ninguna preparación para tamaño golpe, porque en menos de cuarenta y ocho horas, mi hijo Octavio, que gozaba de buena salud, se puso enfermo y murió casi inmediatamente».[19] La muerte de Octavio marcó mental y físicamente a la reina, que estaba embarazada de su último vástago, la princesa Amelia.[20]
Jorge III quedó devastado con el fallecimiento de Octavio.[21] Al día siguiente de su muerte, pasó por una sala en la que el artista Thomas Gainsborough estaba dando los últimos retoques a un retrato de la familia. El rey le pidió que se detuviera, pero al saber que el cuadro era de Octavio, permitió al pintor continuar. Cuando esta misma pintura se exhibió una semana más tarde, sus hermanas se entristecieron tanto que lloraron en público.[15]