Esta cobra puede medir hasta 2,5 metros de longitud. Es de color marrón o gris, a veces con bandas negras. Las cobras del noroeste de África pueden ser totalmente negras. La cabeza es grande, con unos prominentes ojos y un hocico achatado. Como otras cobras, la cobra egipcia posee una capucha de piel desplegable alrededor del cuello.
Biología y comportamiento
La cobra egipcia vive en desiertos y otros terrenos áridos, pero a veces se adentra en zonas urbanas. Suele evitar bosques y terrenos muy áridos. Es de hábitos nocturnos, pero también se calienta al sol por la mañana. Se alimenta de serpientes, mamíferos pequeños, sapos, aves y huevos, persiguiendo activamente a sus presas e inoculándoles veneno de rápida acción. Al estar amenazada, extiende su capucha de piel para intimidar, pero también puede abalanzarse hacia su agresor para propinar una mordedura venenosa, emitiendo antes un siseo. El veneno puede ser mortal para el ser humano si no es tratado rápidamente. Esta serpiente es muy territorial, atacando a cualquier amenaza para su territorio.
Las hembras suelen poner entre 8 y 20 huevos en cada puesta, normalmente en nidos de termitas. los huevos eclosionan en un período de incubación de 60 días.
Relación con el hombre
La cobra egipcia tenía gran importancia en el Antiguo Egipto, donde era utilizada como símbolo del faraón, representando también a la diosa Uadyet. Mientras las demás serpientes representaban a la serpiente Apofis, la cobra representaba el Sol. Se cree que Cleopatra uso una cobra egipcia para quitarse la vida. Actualmente es posible mantenerla en cautividad.