Tumi o cuchillo ceremonial de la cultura Lambayeque, cuyo mango es una representación de Ñaimlap, con su máscara, sus ojos almendrados y alas en ambos costados.
Ñaimlap, Naimlap[nota 1] o Ñamla (nombre de probable origen mochica)[5][6] es un personaje mitológico del antiguo Perú y habría sido el fundador del reino de Sicán. De acuerdo a relatos recogidos por cronistas españoles, provino del mar, trayendo la civilización a las tierras lambayecanas (norte del actual Perú), donde fundó un reino o señorío en el que se sucedieron varios reyes (cultura lambayeque), antes de ser conquistado por los chimúes. No es claro si tal tradición oral respondía a acontecimientos y personajes históricos reales.
Apenas dos son las fuentes documentales coloniales sobre el personaje y sobre su nombre. La primera mención escrita de este personaje mítico proviene del cronista español Miguel Cabello Balboa, que en su Miscelánea Antártica de 1586 (versión de New York) registra el nombre propio variablemente como ⟨Naymlap⟩, ⟨Nainlap⟩ y ⟨Nailamp⟩.[6] Dos siglos después, Justo Modesto Rubiños y Andrade, siguiendo también relatos orales, relata básicamente la misma leyenda en su Succesion chronológica o serie historial de los Curas de Mórrope, y Pacora en la Provincia de Lambayeque del Obispado de Truxillo del Perú (editada recién en el siglo XX). Rubiños y Andrade anota el nombre del personaje variablemente como ⟨Ñamla⟩ o ⟨Namla⟩.[6]
El filólogo andino Rodolfo Cerrón-Palomino adjudica a una errata la forma ⟨Nailamp⟩ por presentar un grupo consonántico doble /mp/ a final de palabra, inusitado en la fonología del mochica.[11] Es también ajena a esa lengua la presencia de segmentos prenasalizados como [ᵐp] que podrían ser escritos mediante ⟨mp⟩. Matthias Urban y Rita Eloranta la consideran una forma derivada mediante un proceso de metátesis. A partir de la comparación de fuentes y el análisis fonotáctico, Cerrón-Palomino reconstruye como original la forma */naimlap/ [najm.lap]; por su parte, el antropólogo Federico Kauffman Doig reconstruye */ñañlap/ [ɲaɲ.lap][cita requerida] y los lingüistas Urban y Eloranta postulan la forma original *⟨Ñaimlap⟩ */ñaiñlap/ [ɲajm.lap].[6][nota 2]
Propuestas etimológicas
La etimología del nombre propio es todavía un asunto no cerrado. El mismo Rubiños y Andrade ofrece un significado para ⟨Ñamla⟩ como "significa ave (o gallina) de la agua en la lengua Indica,"[12] etimología que parece responder a analizar el nombre como un compuesto mochica ñaiñ-la ‘ave-agua’. Sin embargo, el mochica presentaba un orden de compuestos morfológicos modificador-núcleo, por lo que el compuesto así analizado debería traducirse en todo caso como ‘agua de ave(s)’. La relación del nombre propio con ñaiñ ‘ave, gallina’ sí ha sido respaldada por Kauffman[cita requerida] y por Urban y Eloranta. Estos últimos investigadores intentan reforzar su argumento relacionando el nombre propio con ñampal, el nombre en el castellano local contemporáneo para el águila pescadora (Pandion haliaetus).[6] Posteriormente, la propia Eloranta ha puesto en duda la confiabilidad de esta última asociación.[7]
Proveniente del sur y al frente de unos caballitos de totora, Ñaimlap llegó a las costas lambayecanas, desembarcando en las playas de la hoy caleta San José y al pie de la desembocadura de un río que se llamó Faquisllanga (Río Lambayeque). Le acompañaba un séquito de funcionarios, versados en diferentes artes y oficios, así como su esposa Ceterni y varias concubinas. Se adentró unos 2 km de la costa, donde construyó un templo, al que nombró Chot (posiblemente la actual Huaca Chotuna) y en el colocó un ídolo de jade verde al que llamó Yampallec. De allí provendría el nombre de Lambayeque dado a la región. Dicho ídolo representaba al mismo Ñaimlap.
Ñaimlap sería pues el fundador legendario del reino de Sicán o Lambayeque en el siglo IX d. C. y al morir fue divinizado por sus hijos. Estos contaron que Ñaimlap era inmortal y que decidió convertirse en ave, regresando a su lugar de origen. La dinastía fundada por Ñaimlap gobernó los ricos valles de Lambayeque. Dichos reyes fueron: Cium, Escuñain, Mascuy, Cuntipallec, Allascunti, Nofan nech, Mulumuslan, Llamecoll, Lanipat cum, Acunta y Fempallec. Doce en total, incluyendo a Ñaimlap.
El último de dichos reyes, Fempallec, quiso cambiar de sitio el ídolo Yampallec, lo que acarreó la ira divina. Estando en ese trance, un demonio en forma de mujer se le apareció y lo tentó a tener relaciones carnales. Como castigo divino, hubo un gran diluvio que duró 30 días, al que sucedió un periodo de sequías y hambruna como nunca se había visto (posiblemente se trata de la descripción de los efectos de un severo fenómeno del Niño). Los sacerdotes culparon de los desastres a Fempallec, y en venganza, lo ataron de las manos y los pies, y lo echaron al mar. Así finalizó la dinastía de Ñaimlap. El valle de Lambayeque quedó sumido en el caos, hasta que el reino chimú conquistó la región en el siglo XIV.[13]
Posible origen
Teoría maya
El arqueólogo alemán Max Uhle vio en este mito un argumento más a favor de su teoría del origen mesoamericano de la cultura andina. Según Uhle, Ñaimlap habría sido un personaje maya venido de la lejana Centroamérica y que trasplantó su civilización a suelo peruano. Sin embargo la teoría inmigracionista de Uhle fue refutada por Julio C. Tello, quien demostró la antigüedad mayor de la civilización peruana con respecto a la maya. Hay que señalar también que la versión transmitida por Cabello Valboa dice que Ñaimlap provino de la “parte suprema” del Perú, es decir, del sur, más no del norte.
Teoría arqueológica
Si bien es difícil asociar un personaje mítico a la evidencia arqueológica, algunos de los últimos descubrimientos arqueológicos nos pueden dar una idea de la élite gobernante asociada a este personaje. Sin embargo, dado el carácter de ser mitológico de Ñaimlap, es imposible establecer categóricamente de manera científica su origen.
Las tumbas de élite encontradas nos muestran una élite gobernante multicultural. Mediante análisis de ADN mitocondrial, los arqueólogos han encontrado en mujeres enterradas en la Tumba Oeste de Huaca del Oro (Batán Grande) un claro patrón de vínculos con la población nativa (posiblemente moche) y otros grupos. Es así que la idea de Ñaimlap (un personaje principal de la élite) viniendo de otra región y mezclándose con la gente local es muy plausible. Además, los diversos artefactos encontrados en la Tumba Este vinculados a culturas ecuatorianas contemporáneas nos podría llevar a pensar que este personaje pudo haber venido del norte. Esto se refuerza con el gran acceso a conchas marinas de esta zona aparecidas en su tumba (Spondylus crassisquama).[nota 3]
En líneas generales, a Ñaimlap se le representa con rasgos antropomorfos y zoomorfos combinados, destacando los ojos almendrados (a veces llamados ojos alados) y alas que le brotan de los costados. Asimismo, suele estar ataviado con un tocado imponente (mitra o sombrero), signo de su alta jerarquía.[cita requerida]
Sicán (Lambayeque), cuchillo ceremonial, siglos IX–XI, oro repujado, plata y turquesa
Este tumi originalmente en los lóbulos de las orejas tenía incrustaciones de turquesa. La parte posterior está decorada con pan de oro en forma de lágrima.
Máscaras
Máscara ceremonial, Perú, Costa Norte, valle de La Leche, región de Batán Grande, cultura de Sicán, 900–1100 d. C. Museo de Arte de Dallas.
Tumi tallado en una roca de siete metros de altura en: Pozondón, Teruel, España
Trofeos
Trofeo con un tumi de oro como reconocimiento al mejor metalurgista del 2013, por aportar al desarrollo de la ingeniería, la ciencia y tecnología del «tratamiento de descontaminación de activos y pasivos ambientales mineros: relaves y efluentes minero-metalúrgicos».
Sellos postales
Sello del Perú, 1966, máscara decorada
Sello del Perú, 1966, cuchillo ceremonial
Sello del Perú, 1966, jarra con la parte superior un rostro típico Ñaimlap.
Música
En el himno de Chiclayo se menciona a Chiclayo como «Hija ilustre del bravo Naylamp».[15]
↑Escritos también con sus variantes ortográficas ⟨Ñaymlap⟩ y ⟨Naymlap⟩, respectivamente.
↑Los asteriscos antepuestos marcan formas y palabras no atestiguadas, como aquellas que son reconstruidas. Ver Asterisco#Lingüística
↑Para algunos investigadores como el arqueólogo Wilo Vargas, consideran que la narrativa de Ñaimlap no tiene sustento ni evidencias científicas como para corroborar un acontecimiento histórico. En su artículo titulado "
"Crónicas y leyendas que no concilian con la investigación arqueológica" (UPAO 2016) publicado en la revista Quingnam, dice lo siguiente: Con la llegada hispana a América se iniciaron los primeros registros históricos en manuscritos llamados crónicas; en estos documentos se evidencia una manipulación que por largo tiempo se mantuvo ignorada, sin embargo, investigaciones contemporáneas dan cuenta de los perfiles psicológicos y de las diversas motivaciones que tuvieron los autores al momento de redactar estos documentos. La arqueología durante mucho tiempo ha intentado encontrar concordancias entre los datos que registran las crónicas y los que provienen de las excavaciones arqueológicas, no obstante, los resultados no han sido satisfactorios y menos aún cuando se toman en consideración los mitos y leyendas que generalmente distorsionan los hechos históricos. Este investigador hace un análisis riguroso de como la narrativa de Ñaimlap fue tergiversada por el narrador Martin Farro Chumbi y el que escribió la narrativa Cabello de Balboa, ambos influenciados y adoctrinados por su educación y formación Cristiana. asimismo argumenta que el desarrollo cultural fue lento y continuo, es decir que las tradiciones tecnológicas y estilísticas estarían emparentadas no existiendo evidencias que denoten una llegada cultural extraña a territorios norteños y que se pueda considerar como un punto de partida de una nueva cultura, las únicas evidencias foráneas son los restos que tienen filiación Wari y Cajamarca y el acercamiento de intercambio fue vía terrestre y no marítimo, igual sucedió con la llegada inca durante su expansión. Finalmente concluye que la narrativa de Naymlap pudo ser un hecho histórico en cuanto a su arribo a las costas norteñas del Perú como siempre existió en aquellas épocas con delegaciones de intercambio del Ecuador y hasta de México , pero que estos hechos no constituyeron acontecimientos de trascendencia que pudieron cambiar los patrones culturales de los nativos que habitaban las tierras en aquellos momentos, más aún, estos ya tenían un desarrollo cultural elevado con capacidad de asimilar elementos foráneos sin sufrir mayores repercusiones. No se registró conquista alguna, fue un acoplamiento pacífico y consentido por los grupos locales, las alianzas y las uniones conyugales se encargaron de borrar las evidencias materiales que hubiesen podido registrar elementos foráneos.[14]
↑ abCerrón-Palomino, R. (1995). La lengua de Naimlap (Reconstrucción y obsolescencia del mochica). Lima: PUCP, pp. 43-44, n. 22.
↑ abcdefUrban, M., & Eloranta, R. (2017). Ñaimlap, the Birds, and the Sea: Viewing an Ancient Peruvian Legend through the Lens of Onomastics. Names, 65(3), 154-166. https://doi.org/10.1080/00277738.2017.1304104
↑Sánchez Arroba, M. E. (1 de junio de 2022). «Rasgos tipológicos de una lengua sudamericana aislada: el mochica colonial: Comentarios al libro Mochica de Rita Eloranta-Barrera». Allpanchis49 (89): 271. doi:10.36901/allpanchis.v49i89.1388.
↑Cerrón-Palomino, R. (1995). La lengua de Naimlap (Reconstrucción y obsolescencia del mochica). Lima: PUCP, pp. 43-44, n. 22.
↑Vargas Morales, W. (2016). Revista Quingnam N° 2 UPAO (2). ISSN2414-8768.
↑Delgado Bravo, A. J., Carretero Carretero, R., Himno de Chiclayo, archivado desde el original el 22 de mayo de 2024, consultado el 22 de mayo de 2024.
Bibliografía Principal
Cerrón-Palomino, Rodolfo (1995). La lengua de Naimlap (Reconstrucción y obsolescencia del mochica). Lima: PUCP.