La ciudad recibió su nombre del personaje llamado Mieza (en la antigua mitología macedonia, hija de Beres y hermana de Olganos y Beroia).
Según Plutarco, el rey Filipo II de Macedonia mandó llamar a Aristóteles, a quien encargó la enseñanza de su hijo Alejandro:
Concedióles para escuela y para su residencia el Ninfeo inmediato a Mieza, donde aún ahora muestran los asientos de piedra de Aristóteles y sus paseos defendidos del sol.
Mieza era el hogar de Peucestas, compañero de Alejandro.
Arqueología
Los restos arqueológicos de la antigua Mieza muestran un asentamiento que floreció especialmente en el periodo helenístico y cuya importancia se mantuvo durante la época romana.
Se conservan los restos del Ninfeo, así como importantes tumbas del periodo macedónico, entre las que sobresalen las de Leucadia, por sus cualidades arquitectónicas y pictóricas. También hay restos de edificios residenciales, algunos de ellos muy lujosos, y de un teatro de época romana.[2]