En septiembre de 2010 contaba ya con 630 firmas, correspondientes en su mayoría a economistas, aunque también hay firmas de profesionales de otras disciplinas, sindicalistas y otros ciudadanos.[2] En mayo de 2011 el número de firmas había ascendido a 3.000.[3]
Extractos
En Le Monde del jueves 16 de septiembre de 2010, explican que:
La crisis económica y financiera que sacudió el mundo en 2008 no ha debilitado el dominio de los esquemas de pensamiento que orientan las políticas económicas desde hace treinta años. El poder de las finanzas no ha sido desafiado. En Europa, por el contrario, los Estados, bajo la presión de las instituciones europeas e internacionales y de las agencias de calificación, aplican con un vigor renovado programas de reformas y ajustes estructurales que ya mostraron en el pasado su capacidad de acrecentar la inestabilidad económica y las desigualdades sociales.[4][5]
La cuestión es de especial actualidad en Francia en el momento de la reforma de las pensiones que reclama que los asalariados sufraguen los esfuerzos de la deuda pública, parte de la cual se debe al rescate por parte de los Estados de los bancos en peligro de quiebra.
Según un artículo publicado en Le Monde el 12 de octubre de 2010,[6] la cuestión de fondo en la controversia sobre el futuro de las pensiones gira en torno al reparto de la riqueza - se trata de saber qué parte de la población soportará el peso de la crisis económica. Según el manifiesto, el discurso neoliberal que proclama la necesidad de la austeridad en nombre de la deuda está sesgado. En efecto, la fiscalidad sobre las rentas altas y sobre las empresas se ha reduciendo sistemáticamente a lo largo de las tres décadas anteriores. Así, afirman los economistas firmantes,
«con el dinero ahorrado de sus impuestos, los ricos han podido adquirir los títulos de la deuda pública emitida para financiar los déficits públicos provocados por las reducciones de impuestos [...] Y ahora hay que pagar a los ricos los intereses de la deuda.»[7]
En el manifiesto se denuncian 10 puntos, considerados por sus proponentes como falsas evidencias, que siguen inspirando las decisiones en Europa:[1][8][9]
↑En francés en el original: «La crise économique et financière qui a ébranlé le monde en 2008 n'a pas affaibli la domination des schémas de pensée qui orientent les politiques économiques depuis trente ans. Le pouvoir de la finance n'est pas remis en cause. En Europe, au contraire, les États, sous la pression des institutions européennes et internationales et des agences de notation, appliquent avec une vigueur renouvelée des programmes de réformes et d'ajustements structurels qui ont dans le passé montré leur capacité à accroître l'instabilité économique et les inégalités sociales»
↑En francés en el original, «avec l'argent économisé sur leurs impôts, les riches ont pu acquérir les titres de la dette publique émise pour financer les déficits publics provoqués par les réductions d'impôts [...] Et il faudrait maintenant payer aux riches les intérêts de la dette»