Julián Centeya escribió con su particular estilo sobre el filme:
"El dramón que nos presenta tiene recursos de lacrimogia,. Ferreyra con mucho tacto anduvo en los entreveros y logró dar pinceladas ...pero que querés...el mal está en el libro, cuyo espíritu es de muy siglo pasado y choca con la vida nuestra, que hoy, en la época de diagonales y obeliscos, se desayuna parao pa no perder el colectivo".[1]
El crítico Jorge Miguel Couselo afirma que la elección por Ferrreyra de la novela de Hugo Wast para hacer su película
"es un contrasentido sin fácil explicación, como no sea la de la desorientación, el compromiso o la supeditación a voluntades ajenas ....Nada más lejos del sencillismo de Ferreyra que las imposturas literarias de Martínez Zuviría...La contradicción era la muy correcta elaboración técnica del film, el afán de verosimilitud, la carnadura que asumían los personajes, en muchos casos la llaneza a que se reducía la grandilocuencia del original y el partido que Ferreyra sacó de una gran actrizcomo Elsa O'Connor, a quien el cine ni aproximadamente rindiera el tributo que su talento merecía. Paradójicamente ....es la película de Ferreyra mejor filmada; sin embargo, es de las que menos interesan, un frío ejercicio artesanal sin entusiasmo, totalmente desvinculado de su temática y su pequeño mundo. Por eso no atrae ni retrospectivamente"
Notas
↑Centeya, Julián: Y se nos vino la otra en Cine Argentino del 22 de septiembre de 1938.
Referencias
Couselo, Jorge Miguel (1969). El negro Ferreyra, un cine por instinto. Buenos Aires. Editorial Freeland.
Manrupe, Raúl; Portela, María Alejandra (2001). Un diccionario de films argentinos (1930-1995) pág. 328. Buenos Aires, Editorial Corregidor. ISBN 950-05-0896-6.