Por extensión, la denominación la columna de la muerte comenzó a ser utilizada en algunos contextos para denominar al ejército dirigido por el general Juan Yagüe en su avance por Andalucía y Extremadura.[5][6] En otros ámbitos es conocida como columna Madrid, al ser la capital el destino final de la ofensiva.
Título
Aunque a raíz de la publicación del libro se dio a conocer la denominación de «la columna de la muerte» para las tropas que, procedentes del norte de África, tomaron la línea Sevilla-Badajoz, lo cierto es que este sobrenombre comenzó a circular ya en 1936 por la España republicana, cuando comenzaron a recibirse informaciones de las atrocidades perpetradas por este ejército.[7]
La situación en Extremadura al estallar el conflicto, reunía algunas características que la diferenciaban del resto del país, especialmente debido a la Ley de Reforma Agraria, que otorgó a los campesinos (más del 50% de la población activa) la posibilidad de ser dueños de las tierras que trabajaban, a través de la expropiación a los latifundistas y que produjo un enorme enfrentamiento entre clases sociales, sobre todo cuando en marzo los campesinos de Badajoz decidieron acelerar la entrada en vigor de la ley e invadieron las fincas a las que iba a afectar.[8]
Tras la campaña, el ejército franquista logró el control absoluto del corredor y comenzó el asedio sobre Madrid.
Sinopsis
Basado en un exhaustivo trabajo de campo, La columna de la muerte parte de la fase inicial de la Guerra Civil Española y concluye con la toma de Badajoz y la brutal represión llevada a cabo en la ciudad y poblaciones aledañas. Espinosa lleva a cabo un minucioso estudio pueblo a pueblo de los sucesos allí desarrollados, intentando demostrar que la represión "no fue una consecuencia de la guerra, sino una de sus razones explicativas fundamentales". Según él: "la violencia formaba parte del proyecto inicial de los insurgentes, dispuestos a exterminar a todos aquellos elementos de la sociedad española –políticos, sindicalistas, profesionales, maestros...- que habían contribuido a articular la alternativa reformista iniciada en 1931", concluyendo que la masacre de Badajoz es un anticipo de Auschwitz.[10][11]
Fuentes
Las fuentes utilizadas por el autor para la realización de la obra incluyeron todo tipo de archivos documentales: registros civiles, listados de quintas, medidas oficiales de los organismos de sanidad e higiene, datos de la Cruz Roja, diarios personales y libros de memorias.[12]
Asimismo, utilizó el trabajo realizado sobre el terreno por corresponsales que siguieron la guerra, especialmente Mário Neves, René Brut y Jay Allen. Espinosa explicó que Queipo de Llano encarceló al camarógrafo francés René Brut para obligar a la compañía Pathé Newsreels a entregar las imágenes de los asesinatos cometidos en la ciudad de Badajoz.[12]
Como conclusión, Espinosa afirmó que «la represión inscrita (en registros oficiales) solo afecta a un tercio de la represión que en realidad se produjo».[12]
Datos
Entre otros datos, el libro documenta las identidades de 1 518 personas asesinadas tras la entrada de las tropas franquistas solo en la ciudad de Badajoz,[13] aunque indica que la cifra de represaliados entre la capital y 84 pueblos de la zona occidental alcanza las 6 610 víctimas,[14] y más de 12 000 el total de la provincia.[15]