Kalanchoe es un género con alrededor de 125 especies[1] de la familia de las crasuláceas, nativas de África tropical, especialmente de Madagascar; unas cuantas han sido introducidas en América y crecen en estado silvestre.
Descripción
La mayoría son arbustos o herbáceasperennes, con unas pocas anuales o bienales. La más grande Kalanchoe beharensis, de Madagascar, puede alcanzar los 6 m de altura, sin embargo, la mayoría no superan 1 m. Las formas de las hojas varían según la especie, generalmente carnosas con cubierta cérea, de color verde medio a oscuro; en algunas especies pubescentes; con bordes cerrados, crenados o dentados, raramente enteras.
La inflorescencia es terminal, raramente axilar, y dependiendo de la especie, en corimbo, cima o panícula.[2] Las flores de este género se dividen en cuatro secciones con ocho estambres. Los pétalos están fusionados en forma de tubo, de forma parecida a algunos otros géneros emparentados, como Cotyledon.[3] Florece desde comienzos del invierno hasta la primavera.
Taxonomía
Los géneros Bryophyllum, descrito por Salisb. en 1806, y Kitchingia creado por Baker en 1881, son considerados sinónimos de Kalanchoe, aunque algunos científicos disienten[4] y tratan Bryophyllum como un género separado.
Etimología
Kalanchoe: nombre genérico que se supone fue nombrado por una de sus especies (posiblemente Kalanchoe spathulata) y su nombre chino 伽蓝菜 / 伽蓝菜 jiāláncài, cantonés ga Salaam-choi. Una segunda explicación se deriva del nombre de la antigua palabras indias: kalanka ‘manchas, óxido’ y chaya ‘de’.
Son frecuentemente utilizadas como plantas de interior o jardín rocoso y se han popularizado debido a su fácil propagación, necesidades bajas de agua y la amplia variedad de colores florales. La sección Bryophyllum -antiguamente clasificada como género independiente- contiene especies como Kalanchoe pinnata. En estas plantas, los nuevos ejemplares se desarrollan vegetativamente como plántulas en pequeñas incisiones naturales a lo largo del borde de las hojas, las cuales, al desprenderse de la madre enraízan.
Como el resto de suculentas, las especies de este género requieren pocos cuidados. Necesitan mucha luz, incluso toleran sol directo, aunque la excesiva insolación puede quemar las hojas. Los riegos, más frecuentes durante la estación calurosa, deben evitar el encharcamiento del suelo. La mayoría de las especies no tolera temperaturas por debajo de 5 °C. Agradecen el abonado durante el periodo vegetativo para prolongar la floración.
Prefiere suelos poco compactos y bien drenados.
Se multiplican por esquejes de tallo u hoja. Algunas especies como K. daigremontiana se pueden plantar las plántulas que nacen en los bordes de las hojas.