José de León Toral (Matehuala, San Luis Potosí, 23 de diciembre de 1900-Ciudad de México, 9 de febrero de 1929) fue un cristero mexicano, conocido por ser el asesino material del presidente electo de México, Álvaro Obregón, el 17 de julio de 1928.
En 1926 fue aprobada la Ley Calles, cuyo objetivo era controlar y limitar el culto religioso en México, afectando principalmente a la Iglesia católica. Meses después inició la guerra cristera, que buscaba mejorar las condiciones del clero dentro del gobierno mexicano y facilitar el culto religioso en el país. En respuesta a esto el gobierno mexicano inició una persecución contra los artífices de la causa cristera, que llamaban al sabotaje contra el gobierno como forma de presión.
León Toral había tomado en julio de ese año la decisión de convertirse en mártir de la causa cristera, haciendo caso de las palabras de la Madre Conchita, quien presuntamente afirmaba que la muerte de Obregón y del presidente Plutarco Elías Calles era la única forma de acabar con la persecución religiosa.[1]
El 17 de julio de 1928, Obregón fue al restaurante La Bombilla, en el barrio de San Ángel de la Ciudad de México. Iba acompañado de varios diputados, quienes lo habían invitado. Toral se hizo pasar como caricaturista y realizó el boceto de Aarón Sáenz y de Obregón. Mientras le enseñaba a Obregón el dibujo disparó seis veces contra él con una pistola española de marca "Star" calibre 32.[1]
El primer disparo fue a cinco centímetros del rostro de la víctima, cuatro disparos más fueron en la espalda y el sexto disparo fue hacia el muñón del brazo derecho de Obregón.[1]
Juicio
José de León Toral y la Madre Conchita fueron juzgados durante los siguientes meses, siendo fiscal acusador el Licenciado Ezequiel Padilla Peñaloza. Hubo muchos presuntos involucrados, exculpados, alegatos, amparos y testigos. El escándalo ante la opinión pública continuó durante el tiempo en que se celebraron las audiencias, sobre todo en el juicio popular que se celebró en San Ángel, cuyo resultado fue la sentencia de parte de los diputados Obregonistas, de pena de muerte para Toral y la pena por 20 años a la Madre Conchita.
Se promovió un juicio de amparo para José de León Toral, alegando crimen político y su excepción para su penalidad según establecía el artículo 22 Constitucional, y le fue negado.
Confesión como asesino solitario
Demetrio Sodi, abogado defensor, declaró en el juicio las palabras de Toral, que lo implican como asesino solitario: "yo descargué la pistola, no supe cómo hacían presión mis dedos sobre el gatillo; las detonaciones llegaban a mis oídos como ecos lejanos de ruido que se pierde"; después, me dice León Toral: "se me dieron golpes, golpes rudos; tal vez yo los percibía como si fuesen golpes dados con una almohada; así eran de suaves para mi cuerpo. Bajé los ojos, esperé tranquilamente ser muerto en aquellos momentos, y no me importaba, porque desde el primer paso que di persiguiendo al señor general Obregón cuando me determiné a arrancarle la existencia, cuando creí que cumplía con el deber de salvar lo que para mí es un credo religioso, santo, no tuve oportunidad ninguna para poder reflexionar sobre cada uno de los hechos que ejecutaba en el momento de la perpetración del acto que deliberadamente había yo querido y resuelto ejecutar".
Recientemente[¿cuándo?] el historiador mexicano Rius Facius redescubrió el testimonio de la revisión del cadáver de Obregón realizada por un médico donde consta que el cuerpo presentaba orificios de bala de diferentes calibres, lo que hace suponer que se utilizó más de un arma para asesinar a Obregón, con lo que se fortalece la tesis de que si bien José de León Toral indudablemente disparó en contra del manco de Celaya, no fue el único, sino que hubo otros más.[cita requerida]
Obregón tenía muchos enemigos políticos, por lo que el atentado les dio la oportunidad de eliminarlo y echarle toda la culpa a Toral, aunque participaron más personas. Su muerte permitió a Calles consolidar su poder, al extender su dominio durante un sexenio, en lo que se llamó el Maximato.
Hay testimonios de personas que dijeron haber escuchado varios tiros después de que disparó Toral, pero no sabían si efectivamente lo fueron o eran sonidos de la orquesta que siguió tocando por unos instantes la canción "El Limoncito". [cita requerida]
Delgado de Cantú, Gloria M. (2008). Historia de México. Legado histórico y pasado reciente. Ciudad de México: Pearson Educación. ISBN978-970-26-1274-2.