Las trazas del templo fueron realizadas por el carmelita Fray Alonso de la Madre de Dios, siendo ejecutadas las obras entre 1692 y 1695. El arquitecto dispuso la fachada en perfecta simetría, simulando los adornos una cruz: en la cabecera colocó el escudo de la Orden del Carmelo, en los brazos sendos escudos de los Álvarez de Toledo y a los pies la imagen de San Juan de la Cruz.
La planta de la iglesia es de cruz latina y en el interior despuntan los frescos de las pechinas de la cúpula del crucero.