La primera piedra se puso en noviembre de 1610 y la construcción se finalizó en 1691. En 1635 la iglesia fue consagrada a San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús.
En 1763 un terremoto derribó la cúpula y su reconstrucción tomó muchos años.[1] Durante el tiempo que duró la expulsión de los jesuitas del país, entre 1767 y 1891, la iglesia recibió el nombre de San Carlos en honor al rey Carlos III. Hasta la construcción de la actual catedral Primada, sirvió como vicecatedral, por su cercanía a la plaza mayor de la ciudad.
Tras los años que duraron los trabajos de restauración arquitectónica, dirigidos por el arquitecto Ernesto Moure y el Instituto Carlos Arbeláez Camacho de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, felizmente San Ignacio ha recobrado su esplendor y la capital ha recuperado uno de sus más queridos tesoros históricos.
Arquitectura
Se afirma que para diseñar la iglesia de San Ignacio, el padre Coluccini se inspiró en el diseño de la iglesia del Gesù en Roma, que es la iglesia madre de la Compañía de Jesús.
Como esta, tiene una planta ocupada por una amplia nave central, capillas laterales, balcón corrido, crucero y cúpula. Su fachada comprende tres arcos con vanos, que corresponden al número de naves del edificio. Se ha relacionado su estilo con el de la basílica de San Andrés de Mantua, de tipo renacentista.
El templo se encuentra frente a la plazuela Rufino Cuervo, que la cierra por su extremo sur, componiendo un conjunto arquitectónico en el centro colonial de la ciudad.
Alberto Escovar, Guía Bogotá Centro, Guías Elarca de Arquitectura - Tomo II, Gamma, Bogotá, 2010. pág. 90.
VV. AA., director Fabio Puyo Vasco, Historia de Bogotá 3 tomos: Tomo I - Conquista y Colonia, Tomo II - siglo XIX, Tomo III - siglo XX, Bogotá, 2007. ISBN 978-958-8293-31-8. La información utilizada viene del tomo II, escrito por Eugenio Gutiérrez Cely.