Los Caminos Reales eran las grandes vías de comunicación terrestre del imperio español, distinguidas por su longitud e importancia socioeconómica.
Entre ellas destacan las del Virreinato de Nueva España. Rutas recorridas por los españoles entre los siglos XVI y XIX, para viajar entre el actual México, y los territorios del norte que forman parte hoy en día de los Estados Unidos, es el denominado "Septentrión Hispano". Estas vías históricas destacaron no sólo por su interés comercial, sino también sociocultural, al difundir el idioma, las costumbres, el conocimiento científico, la religión, etc. Fueron:[1]
Camino Real de Tierra Adentro (o Ruta de la Plata o Camino de Santa Fe): comunicaba la Ciudad de México y la de Santa Fe (Nuevo México) a lo largo de 2.600 km, desde mediados del siglo XVI. En su trayecto se fundaron diferentes poblaciones (Albuquerque, Chihuahua, Ciudad Juárez, Durango, Guanajuato o El Paso) a partir de destacamentos militares, hospederías, mesones y haciendas, donde se proveían los viajeros movidos por el descubrimiento de minerales (sobre todo, plata) y después por el comercio.[2] Ha sido inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, como itinerario cultural, el 1 de agosto de 2010.[3]
Con este galardón, el Instituto Franklin - UAH distingue el trabajo de aquellos españoles que proyectan y potencian la imagen de España en la nación estadounidense. El agradecimiento a estas personas pretende ser, al mismo tiempo, un reconocimiento de la importancia que históricamente tuvo y tiene España en Norteamérica,[7] desde la llegada de Juan Ponce de León a la Florida en 1513.[8]
Un comité de selección, formado por el Consejo Asesor del Instituto Franklin-UAH, propone un candidato al Galardón en función de sus méritos y actividad profesional, que posteriormente debe ratificar el Consejo Académico del Instituto Franklin-UAH. El rey Felipe VI ha sido el encargado de entregar este galardón desde su origen, en acto solemne celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá.
Al galardonado se le entrega un estatuilla con forma de campana, obra del escultor Carlos Ciriza. Es un símbolo en homenaje a las 450 campanas colocadas a lo largo del recorrido del Camino Real de California a partir de 1906.[9][10]