la fauna de Europa comprende todos los animales que viven en Europa y sus mares e islas circundantes. Dado que no hay un límite biogeográfico natural en el este y el sur entre Europa y Asia, el término "fauna de Europa" es un tanto vago. Europa es la parte occidental de la ecozona Paleártica (que a su vez es parte del Holártico). Situada en la región templada (al norte del ecuador), la vida silvestre no es tan rica como en las regiones más cálidas, pero es diversa debido a la variedad de hábitats y a la riqueza faunística de Eurasia en su conjunto.
Antes de la llegada de los seres humanos la fauna europea era más diversa y estaba más extendida que en la actualidad. La megafauna europea actual es mucho más reducida que en épocas antiguas. La extinción del Holoceno redujo drásticamente el número y la distribución de la megafauna. Muchas de estas especies todavía existen pero en menor número, mientras que otras prosperan en el continente libres de depredadores naturales y muchas otras se extinguieron.
Orígenes de la fauna europea
La formación de la fauna europea comenzó en el Mesozoico con la división del supercontinente laurasiano y finalmente se separó de América del Norte y Asia en el Eoceno. Durante el Cenozoico temprano, los continentes se acercaron a su configuración actual, Europa experimentó períodos de conexión terrestre con América del Norte a través de Groenlandia, resultando en la colonización de Europa por animales norteamericanos. En esos tiempos, la elevación de los niveles de mar fragmentaron a veces Europa en subcontinentes insulares. Con el paso del tiempo, el nivel del mar descendió, los mares se alejaron de las llanuras del oeste de Rusia, estableciendo la conexión moderna con Asia (Priaboniense). Las especies animales asiáticas colonizaron Europa en gran número y muchos linajes europeos endémicos (por ejemplo, los primates) murieron: extinción del Eoceno-Oligoceno o ("grande coupure").
Los cambios cíclicos del Pleistoceno entre períodos fríos y cálidos dieron lugar a respuestas antagónicas dentro de dos grupos diferentes de organismos: uno que se expandía durante los períodos cálidos y se retraía durante las fases frías y otro con respuestas opuestas (este último grupo se compone de las especies llamadas árticas y las alpinas).
La glaciación durante la última edad de hielo y la presencia del hombre afectaron la distribución de la fauna europea. En cuanto a los animales, en muchas partes de Europa la mayoría de los animales grandes y de las especies depredadoras superiores han sido cazados hasta la extinción. El mamut lanudo se extinguió antes del final del período Neolítico. Las especies de árboles se extienden hacia afuera de los refugios durante los períodos interglaciales, pero en patrones variados, con diferentes árboles dominando en diferentes períodos.[1] Los insectos, por el contrario, cambiaron sus rangos con el clima, manteniendo la consistencia de las especies en su mayor parte a lo largo del período (Coope 1994). Su alto grado de movilidad les permitió trasladarse mientras los glaciares avanzaban o retrocedían, manteniendo un hábitat constante a pesar de las oscilaciones climáticas. Los mamíferos recolonizaron los territorios a diferentes velocidades. Los osos pardos, por ejemplo, se trasladaron rápidamente de los refugios según los glaciares iban retrocediendo, convirtiéndose en uno de los primeros mamíferos grandes en recolonizar la tierra. El último período glacial terminó hace unos 10.000 años, dando como resultado la distribución actual de ecorregiones.
El Mar del Norte es el hogar de cerca de 230 especies de peces. El bacalao, el eglefino, el merlán, el carbonero, la solla, el verdel, la caballa, el arenque, la faneca, el espadín y el lanzón son comunes y objetivo de la pesca comercial. Debido a las diversas profundidades del Mar del Norte y las diferencias en la salinidad, la temperatura y el movimiento del agua, algunos peces residen solo en pequeñas áreas del Mar del Norte (por ejemplo, la gallineta roja y el siganus). De los crustáceos, la langosta de Noruega, langostinos y camarones marinos se pescan comercialmente. Las costas proporcionan hábitat de cría para docenas de especies de aves. Decenas de millones de aves crían, se alimentan o hacen escalas migratorias cada año en el mar del Norte. Las poblaciones de fulmar boreal, gaviota de patas negras, frailecillo atlántico, alca torda, y gran variedad de especies de petreles, cormoranes, gaviotas, golondrinas de mar y otras aves marinas hacen estas costas muy populares para la observación de avas.
El mar Báltico es una isla ecológica, aislado de otros mares salobres por la tierra y otros mares completamente abiertos al océano. La baja salinidad del Mar Báltico ha llevado a la evolución de muchas especies ligeramente divergentes, como el arenque del mar Báltico, que es una variante más pequeña del arenque del Atlántico. Las especies bentónicas más frecuentes son Saduria entomon y Monoporeia affinis, que es originalmente una especie de agua dulce. Una gran parte de su fondo es anóxico y sin vida animal.
El mar Báltico y el mar del Norte también albergan una gran variedad de mamíferos marinos (focas comunes, focas grises)
Europa estaba cubierta por bosques en un porcentaje del ochenta al noventa por ciento. El bosque se extendía desde el mar Mediterráneo hasta el océano Ártico. Aunque más de la mitad de los bosques originales de Europa desaparecieron a lo largo de los siglos de deforestación, Europa todavía tiene más de una cuarta parte de su superficie terrestre como bosques, como los bosques boreales de Escandinavia y Rusia, bosques pluviales mixtos del Cáucaso y de alcornoques en el oeste Mediterráneo. En la Europa templada, predominan los bosques mixtos con árboles de hoja ancha y coníferas. La tala del hábitat forestal preagrícola ha causado grandes perturbaciones a los ecosistemas animales originales, y solo algunos rincones de la Europa continental no han sido pastoreados por el ganado en algún momento.
Las regiones montañosas tienen una fauna peculiar relativamente poco influenciada por las actividades humanas. Las más septentrionales son las montañas escandinavas. Los Pirineos presentan muchos casos de endemismo. El desmán pirenaico se encuentra solo en algunos de los arroyos de las laderas septentrionales de estas montañas, la salamandra de arroyo de los Pirineos también vive en arroyos y lagos situados en grandes altitudes. Entre las otras peculiaridades de la fauna pirenaica se encuentran los insectos ciegos de las cavernas de Ariège (Anophthalmus, Adelops). El ibex pirenaico misteriosamente se extinguió en 2000; eloso pardo nativo de los Pirineos fue cazado casi hasta la extinción en la década de 1990, pero fue reintroducido en 1996. Algunos animales comunes de los Alpes son el íbice o cabra salvaje de los Alpes, la marmota alpina, el búho de Tengmalm y la perdiz nival. Las montañas de los Apeninos son el hábitat del oso pardo de Marsican y del lobo italiano. Las montañas de los Cárpatos son un conjunto de montañas que forman un arco de aproximadamente 1.500 km en Europa Central y Oriental y están habitadas por las poblaciones más grandes de Europa de osos pardos, lobos y linces, así como gamuzas y otros animales.
Mediterráneo
Antiguamente la región estaba mayormente cubierta de bosques y zonas arboladas, pero el uso humano continuado ha reducido gran parte de la región a los matorralesesclerófilos conocidos como chaparral, matorral, maquis o garriga. La pérdida de bosques nativos tuvo un impacto significativo en la biodiversidad, cuando el 90% de los géneros endémicos de mamíferos del Mediterráneo se extinguieron después del desarrollo de la agricultura.[2] Conservation International ha designado a la cuenca mediterránea como uno de los puntos calientes de biodiversidad del mundo.
En cuanto a la fauna marina, existen fuertes afinidades y relaciones entre las faunas mediterráneas y atlánticas. La fauna de aguas profundas del Mediterráneo no tiene rasgos distintivos y es relativamente pobre. Ambos son el resultado de la crisis salina del Messiniense.[3] Una invasión de las especies del Océano Índico ha comenzado a través del Canal de Suez (ver migración Lessepsiana). Muchas especies (como foca monje del Mediterráneo) están en peligro crítico.
Invertebrados
Se conocen alrededor de 100.000 especies de invertebrado de Europa.[4] La riqueza de especies marinas es mayor en el Mediterráneo con 600 esponjas (45% de ellas endémicas), 143 especies conocidas de equinodermos y unas 500 especies de cnidarios. Casi 1000 especies de oligoquetos viven en Europa.
Hay alrededor de 1500 especies de moluscos no marinos en Europa. La fauna marina es de nuevo más rica en la región mediterránea (2000 especies de moluscos marinos).[5] 22 especies y 3 subespecies de gasterópodos se han extinguido en Europa desde el año 1500.[6] No se sabe que ninguna especie de bivalvos se haya extinguido en Europa desde 1500.
Cerca de 600 especies de mariposas y cerca de 8000 especies de polillas viven en Europa. Se estima que un 18% de todas las especies de mariposas europeas se consideran vulnerables o están en peligro de extinción.
De las 589 especies de aves (excluyendo aves marinas) que se reproducen en el Paleártico, el 40% pasa el invierno en otro lugar. De las especies que emigran en el invierno, el 98% viaja al sur a África[8]...
Mamíferos
La fauna de mamíferos europeos se compone de 270 especies, 78 de ellas endémicas de Europa (15% de ellas están amenazadas de extinción y 27% han sido identificadas como en declive).[9] No hay órdenes de mamíferos endémicos en la región.
Habiendo vivido al lado de los pueblos agrícolas durante milenios, los animales de Europa se han visto profundamente afectados por la presencia y las actividades del hombre. Las causas principales de la pérdida de biodiversidad son los cambios en los hábitats naturales debido a la producción agrícola intensiva, la construcción y las industrias extractivas, la explotación de hábitats y las invasiones y las introducciones de especies exóticas.
Con excepción de Fennoscandia y el norte de Rusia, pocas áreas de naturaleza virgen se encuentran actualmente en Europa, a excepción de varios parques nacionales. En la Unión Europea hay más de 26 000 áreas protegidas que cubren un área total de alrededor de 850.000 km² (más del 20% del territorio total de la Unión Europea, véase también Natura 2000). El 15% de los Alpes está protegido en parques y reservas, así como en muchas zonas de los Cárpatos (Parque Nacional de Retezat). Las costas del Mar del Norte albergan reservas naturales como el estuario de Ythan, la reserva natural de Fowlsheugh y las islas Farne en el Reino Unido y los parques nacionales del mar de Wadden en Alemania. El bosque de Białowieża es la única parte restante de la inmensa selva que una vez se extendió a través de la llanura europea. El delta del Danubio es el segundo delta más grande de Europa, (después del delta del Volga) y el mejor conservado del continente. La Reserva Natural Camargue es otra importante reserva natural. El parque nacional de Doñana es un parque nacional y refugio de vida silvestre en el suroeste de España.
La biodiversidad está protegida en Europa a través del convenio de Berna, que ha sido firmado tanto por la Comunidad Europea como por países no europeos. La Unión Europea ha adoptado el ambicioso objetivo de detener la pérdida de biodiversidad para 2010.[13]