Considerado uno de los primeros sinfonistas chilenos, realizó sus primeros estudios en Concepción con Clotilde de la Barra (piano) y Domingo Brescia (armonía y contrapunto). Con beca del Senado chileno, partió, en 1898, a estudiar al Real Conservatorio de Milán (Italia), uno de los más importantes del mundo por aquellos años. De este lugar se graduó en 1904, año en que inició una reconocida y extensa carrera de pianista de obras del repertorio universal, además de las propias.
Estrenó y presentó sus obras en Europa, Estados Unidos y América Latina; grabó rollos matrices para la Aeolian Company, discos para Columbia y llegó a conseguir un contrato de 50 años con la casa editora Schirmer.
Desde el punto de vista musical, su obra se entronca en la tradición clásico-romántica, con un reconocido estilo sumergido en las formas clásicas, pleno de un sentido lírico espontáneo. La investigadora Raquel Bustos reconoce dos períodos en su obra: desde su inicios hasta 1911 (período de inicio), y, posteriormente, desde 1911 hasta su muerte (período de madurez). Escribió pocas obras con material vernáculo en estado natural, siendo la más interpretada Tres aires chilenos (1942).