Comienza su actividad actoral a muy temprana edad, contando entre sus maestros a Pedro Aleandro y más tarde a Raúl Serrano y Augusto Fernandes, y la desarrolla en más de 50 montajes, llegando a estar nominado a los Premios Florencio Sánchez y María Guerrero, como mejor actor. [2]
Durante su carrera actoral asume ocasionalmente el rol de director y varias veces el de dramaturgo, siendo esta faceta a la que termina abocándose por completo.
Dramaturgia
Discípulo de Ricardo Monti y de Mauricio Kartun, es autor de numerosas obras teatrales. Su producción se reparte entre el teatro de tesis y la comedia dramática. Aunque en pocas ocasiones, también ha recurrido al teatro histórico, con un fuerte compromiso con la palabra teatral, y una deliberada omisión del discurso solemne que desliga a sus personajes de la versión tradicional que de ellos tiene la historia oficial, impuesta en su país por el militar, político e historiador Bartolomé Mitre.
En todas estas obras, el abordaje de las personas reales no es literal. De hecho, casi nunca tienen sus nombres reales. Esta presencia es, en cambio, una excusa circunstancial para llegar a una paradoja que ponga vida en el hecho escénico. Asimismo, otras obras muy representadas no ponen el ojo en ningún hecho real, como El paso de Santa Isabel, El anticuerpo, o Amalfi.
En todos los géneros en que ha indagado, el dramaturgo reconoce una temprana influencia de su compatriota Carlos Somigliana, en tanto sostiene que el amor por la palabra no tiene ni debe menguar la potencia del juego teatral.
Sus obras han sido editadas por Eudeba, Autores de Argentina, INTeatro, Argentores, y Ñaque Editores (España).
Ha obtenido los premios más importantes de la actividad autoral de su país, como el Premio Argentores en dos ocasiones, el Premio Municipal (Actualmente Premio de la Ciudad de Buenos Aires), el Premio del Instituto Nacional del Teatro, el Premio del Fondo Nacional de las Artes, y el Premio Trinidad Guevara. También incursionó en la narrativa, obteniendo la Mención Especial del Premio Alfaguara Clarín de Novela.
Análisis de su obra
En el prólogo a su primer tomo de obras, editado por Eudeba, Mauricio Kartun afirma:
«Su poética personal, la riqueza temática, la capacidad dramática, la forma espontánea de hacer fácil lo difícil definen al teatro de Enrique Papatino».[6]
Una característica distintiva de sus obras, según observación de varios especialistas, es que conservan un lenguaje muy cuidado sin por eso perder teatralidad ni sentido de la acción. Es la causa por la cual, según el dramaturgo Roberto Cossa, las obras de Papatino, con toda su teatralidad a cuestas, se abren paso para llegar al libro.[7]
En la misma línea de análisis, la investigadora Perla Zayas de Lima, sostiene que:
«El texto de Papatino revela que en el teatro no existen las palabras llamadas “comunes y corrientes” y como conocedor de todos los secretos de la escritura para la escena, las dota de sugestión, sonoridad y significación, sin que esto signifique opacar el valor de una intriga que no sólo mantiene sino que acrecienta la atención del espectador.».[8]
Entre 2002 y 2016 desarrolló una intensa actividad como entrenador de escritura dramática. Diversas reflexiones sobre esta actividad están plasmadas en el tomo Elogio de la incertidumbre, trabajo que obtuvo el Primer Premio de Ensayos de Argentores en 2013.
Publicaciones
Año
Título
Descripción
Editorial
2023
El viento escribe
Tomo con los textos representados en encuentro "Interautor" en Madrid
Ñaque Editora (Madrid)
2023
La catedral sumergida
Obra completa con estudio crítico de Perla Zayas de Lima
Antología de 6 obras teatrales. Contiene "Amalfi", "El Anticuerpo", "En París con aguacero", "Anatomía del olvido", "El paso de Santa Isabel" y "Somnium"