Se trata de un embalse sinuoso y encajado que ocupa la parte central del parque natural de la Sierra de Hornachuelos. Recoge las aguas del propio río Bembézar y la mayoría de sus afluentes principales, como el Névalo y el Benajarafe y los arroyos de la Baja, Guazalema, Pajarón y Calderas que aportan anualmente una media de 204 hm³ de agua.
La red formada por estos ríos y arroyos ha conformado un paisaje alrededor de este embalse en el que predominan los valles profundos, de laderas muy inclinadas con escasez de suelos aprovechables para la actividad humana, lo que ha preservado la vegetación: madroñales, encinas, alcornoques y quejigos principalmente y la fauna asociada a la misma, buitres negros y buitres leonados, águilas, linces, ginetas, jabalíes y ciervos.