Elecciones convocadas por el presidente Gabriel García Moreno para escoger a su sucesor presidencial, al concluirse su período constitucional el 30 de agosto de 1865.
El triunfo de Carrión fue notorio al obtener 21.733 votos superando a Manuel Gómez de la Torre que obtuvo 8.211 votos,[3] y a los candidatos José María Caamaño, Miguel Heredia y Mariano Cueva que entre los tres solamente obtuvieron 981 votos.
Jerónimo Carrión ascendió al poder el 7 de septiembre de 1865.
Después de realizadas las elecciones presidenciales para el período 1865-1869 en donde resultó ganador el candidato oficialista Jerónimo Carrión, la revolución urbinista era eminente. Los dos expresidentes liberales José María Urbina y Francisco Robles lideraron una invasión a las costas ecuatorianas desde el Perú, cuyo gobierno respaldaba a los revolucionarios, con el fin de derrocar al presidente García Moreno y impedir la sucesión presidencial. El primer acto fue sobornar al capitán del vapor Washington para que entregara el buque extranjero a manos de los urbinistas. Posteriormente se procedió al abordaje del vapor Guayas, único buque ecuatoriano con el que contaba la República en aquel entonces, en donde se asesinó a su tripulación. Urbina pudo unir a los vapores antes mencionados uno nuevo denominado Bernardino.[6]
Una vez llegada las noticias de estos hechos al gobierno, el presidente declaró pirática a la invasión y procedió a conjurar la revolución. Como no se contaba con fuerza naval, García Moreno se vio en la necesidad de comprar un buque británico llamado Talca que por casualidad fue a fondear a Guayaquil. Una vez que la transacción se realizó, al buque subieron a bordo doscientos cincuenta soldados en compañía del presidente.[7]
Así, el 26 de junio de 1865 se dio la batalla en Jambelí. El Talca, junto con un pequeño fluvial Smyrk, arremetió contra las fuerzas revolucionarias. El Guayas fue el primero en ser abordado y de inmediato el Bernardino. Mientras los tripulantes del Talca desarmaban a los vencidos, el Smyrk se dirigió a la captura del Washington en donde se encontraban los máximos cabecillas de la invasión. Los sublevados entraron en desesparación al ver al fluvial Smyrk y emprendieron la fuga, entre ellos Urbina y Robles. En este barco se pudo rescatar a varias personas que habían sido secuestradas y condenadas a muerte por defender al gobierno constitucional de García Moreno. En los objetos dejados por los revolucionarios se encontraron billetes falsificados y documentos que los comprometían en la piratería. Estos papeles, junto con las armas que portaban los rebeldes, fueron base suficiente para proceder al juicio sumario de los cuarenta y cinco responsables capturados, de los cuales veintisiete fueron fusilados por traición a la patria.[8]