Sara, que es madre soltera, y su hija Olivia viven en una zona rural de Entre Ríos. Cuando la niña empieza a presentar problemas con su salud, en la salita de guardia diagnostican que son causados por los pesticidas usados en los campos en la zona donde viven y debe viajar a Buenos Aires para tratarse, pero como no tiene el dinero para hacerlo, recurre a un narcotraficante y acepta transportar drogas hacia la ciudad.[1]
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Reparto
Participaron del filme los siguientes intérpretes:[1][2]
”Es una película políticamente correcta, un drama ambientalista sobre el peligro y el horror que causan los agrotóxicos a gente indefensa y la falta de controles (que) pasa de esa noble intención de reflejar una realidad dolorosa, lacerante y lamentable a tener tantas ramificaciones que lo inverosímil comienza a formar parte y apoderarse de la trama. La impunidad de unos y el destrato hacia los denunciantes (le dicen que no tiene pruebas; la amenazan telefónicamente) se ponen en el centro del filme cuando éste se convierte en denuncia, pero son las subtramas las que lo vuelven algo engorroso.[2]
”…primera película argentina protagonizada por… Daiana Provenzano…Ella sola, prácticamente, se carga toda la película, en el papel de una madre irritada por los pesticidas que han enfermado a su niña…
El argumento es de actualidad, queriendo justificar que, para financiar el tratamiento de la hija, la madre se convierta en mula, intente robarle plata a la madre o la suegra, no se sabe bien, y se la robe a un tipo que acaba de ser asesinado. Pero el desarrollo es bastante irregular, con situaciones confusas o discontinuas que no llevan a ningún lado, limitando el alcance de la denuncia que se quiere hacer contra los agrotóxicos y las autoridades displicentes.”[1]