El disco cuenta con un sonido más "tradicionalmente" rockero que los trabajos anteriores, inspirándose en el rock and roll de los años 60 y 70. También importante para el sonido del disco fue la influencia del productor Phil Manzanera. Se agregaron al repertorio sónico pianos y hammond a cargo de Copi Corellano, mientras que el propio Manzanera se encargó de la guitarra rítmica.
Las letras se tornaron mucho más complejas, lo que sería la seña de identidad del grupo. En conjunto es un disco complejo, extenso, barroco, experimental. A menudo se identifica este álbum con los excesos que rodearon esta etapa del grupo; de hecho la gira que lo llevaría al directo sería bautizada como "Camino del Exceso".
El título ha sido atribuido a la inspiración surgida en un momento en el que la agrupación se encontraba en pleno estado de ebriedad, aunque también es posible que sea una referencia al poema "El alma del vino" de Charles Baudelaire. Las letras son el claro reflejo de ello, y han sido identificadas las drogas, los sueños y la poesía simbólica.
En la edición LP el formato fue de disco doble, y en la edición CD, un disco con 16 temas. Fue número uno en España y alcanzó el número nueve en Alemania, su mayor éxito allí. También fue, debido a su complejidad instrumental, un álbum en que fue necesaria la presencia de una segunda guitarra, puesto que le fue asignado al guitarrista mexicano Alan Boguslavsky, como apoyo a Juan Valdivia.
Estética
Simbología
El espíritu del vino fue un álbum con un diseño muy cuidado y concreto. Se encargó este apartado al estudio de diseño Pedro Delgado, que ya se había encargado del diseño de discos de otros artistas españoles, que adaptó las ideas del grupo al cuadernillo del disco.
En la portada se evitó incluir la imagen del grupo, optando por una fotografía de la calle Alfonso de Zaragoza distorsionada tras una bola de cristal, todo ello enmarcado en símbolos de influencia oriental y con predominio del color rojo.[2]
Por otro lado se creó un anagrama para cada tema, relacionado con el mismo pero sin obviar su significado, y un símbolo representativo de cada miembro del grupo (ya utilizados en Senda 91), así como la imagen representativa de Héroes, consistente en una "H" y una "S" superpuestas que se convertiría en el logotipo definitivo de la banda.
Imagen
Este trabajo también supuso un notable cambio en la imagen del grupo; si en anteriores promociones la imagen de Héroes del Silencio respondía a un prototipo más roquero, con El espíritu del vino llegan notables cambios, personalizados sobre todo en la figura de su líder Enrique Bunbury, con un aspecto menos heavy y más sofisticado y evolucionado: cambia las botas militares por botines, los pantalones de cuero ahora son de corte y con campana, chaquetas de corte, y desaparecen la cinta del pelo y las cadenas. El resto del grupo aparece también en una línea similar.
Nuevo integrante
Debido a la gran complejidad musical del disco, y sobre todo de cara a la gira, se hizo necesaria la presencia de un nuevo guitarrista de apoyo para Juan Valdivia. El elegido fue el mexicano Alan Boguslavsky, nacido en Los Ángeles y con una amplia experiencia en grupos de su país, a quien la banda había conocido en una gira anterior, y que se integró inmediatamente en el proyecto.[3]