Hay muchos alimentos que son radiactivos por naturaleza, y los plátanos en particular, debido a que son ricos en potasio. El potasio contiene un 0,0117 por ciento de potasio-40 (isótopo K-40), que es radiactivo. Las fugas de radiación de las plantas nucleares suelen medirse en unidades extraordinariamente pequeñas (es tÃpico hacerlo en bequerelios). Comparando la exposición por estas causas a la dosis equivalente de un plátano se puede obtener una evaluación más realista de los riesgos reales.
En un plátano común de unos 150 gramos hay unos 600 miligramos de potasio [396 mg por cada 100 g], que contiene unos 0,070 mg de potasio radiactivo - que equivale a 18,5 bequerelios. El perfil radiológico medio del plátano común es por tanto de 120,37 bequerelio por kilogramo.[3] La dosis equivalente de 365 plátanos (uno al dÃa durante un año) es de 0,036 mSv en un año. Comparativamente la radiación natural en la Tierra es de 2,4 mSv año,[4] por lo que simplemente vivir en el planeta Tierra durante un año representa una absorción de radiación 60 veces superior a comerse un plátano al dÃa durante un año.
Los plátanos son considerados uno de los «materiales radiactivos legÃtimos» ya que, junto con otras mercancÃas como la cerámica o la arena para gatos, son lo suficientemente radiactivos como para hacer saltar falsas alarmas en los sensores de radiación usados en puertos y aduanas en Estados Unidos, que se usan para detectar el posible contrabando ilegal de material nuclear.[1][5]