Tras la conquista de la ciudad de Barbastro a los musulmanes por el rey Pedro I, en octubre de 1100 el obispo Poncio de Roda (1097-1104), consagrado obispo de la diócesis de Roda por el papaUrbano II, trasladó su sede a Barbastro, en donde estuvo por 50 años. El traslado de la sede a Barbastro fue acordado por el papa Urbano II con la bulaMiserationibus Domini,[2] y confirmado por el papa Pascual II con la bula Egregias quondam del 26 de abril de 1100.[3] En ese período los obispos llevaron el título de obispos de Roda y Barbastro,[4] hasta que trasladaron su sede a Lérida en 1149, cuando esa ciudad también fue liberada de los árabes. En la documentación contemporánea, Barbastro era considerada sólo una sede temporal, a la espera de la conquista de Lérida, considerada la sede original de los obispos de Roda.[5]
Con la muerte del rey Pedro I, el obispo Esteban de Huesca-Jaca (1099-1130) obtuvo el favor del nuevo rey Alfonso I (1104-1134), que se tradujo en una acción conjunta del mismo rey, el obispo Esteban y los nobles barbastrenses para expulsar violentamente de Barbastro al obispo Ramón de Roda (1104-1126), reduciendo la diócesis de Roda a la sola sede de Roda e incorporando a la diócesis de Huesca las tierras entre el Alcanadre y el Cinca. Según el profesor A. Durán Gudiol la razón de esta expulsión se explica en que el obispo Esteban de Huesca-Jaca era mucho más político y soldado que pastor, y el obispo Ramón de Roda-Barbastro era un verdadero pastor sin la más ligera dosis de vocación al ejercicio de las armas. El país y el rey sentían más necesidad de la figura del obispo combatiente que de la del obispo santo.
El traslado de la sede episcopal de Roda a Barbastro suscitó protestas de los obispos de Jaca, que en el mismo período habían trasladado su sede a Huesca, y que reclamaban jurisdicción sobre la ciudad de Barbastro. Esto provocó una larga disputa entre los obispos de Huesca y los de Roda y Barbastro primero, y luego de Lérida, que sólo terminó en los primeros años del siglo XIII. El 27 de mayo de 1203[6] el papa Inocencio III asignó por la bula Ne lites amicabili concordia los territorios de Barbastro y Alquézar a la diócesis de Huesca, y los de Bielsa y Gistain a la diócesis de Lérida, mientras que la zona situada entre los ríos Alcanadre y Cinca quedó dividida en partes iguales entre los dos diócesis.[7]
El obispado de Roda-Barbastro había sido suprimido en 1149 y trasladado a Lérida, y en los tres siglos siguientes no faltaron los intentos por parte de los habitantes y del clero de Barbastro de volver a tener un obispado. Las solicitudes se multiplicaron especialmente durante el siglo XVI, dando lugar a cursos y recursos ante las cortes. El 20 de julio de 1540, el papa Paulo III decidió que Barbastro y su distrito tuvieran un vicario general con jurisdicción independiente de la de los obispos de Huesca.[8]
Finalmente, el 18 de junio de 1571, en virtud de la bula In eminenti, el papa Pío V decidió erigir la diócesis de Barbastro, integrada por todos los territorios de la margen derecha del Cinca, tomados de Huesca, a los que se añadieron 74 parroquias que pertenecían a la diócesis de Lérida, y otras 51 parroquias que ya formaban parte de la abadía territorial de San Victoriano de Asán.[8] La diócesis pasó a ser sufragánea de la archidiócesis de Zaragoza.[9]
Hubo numerosos sínodos diocesanos celebrados por obispos; de diez de ellos hay documentos publicados, de 1575 a 1715.[10]
En 1711 el obispo Pedro Gregorio Padilla fundó en Gastejón del Puente el seminario episcopal, que fue trasladado a Barbastro en 1759.[11]
El concordato de 1851 estableció la supresión de la diócesis y su unión con la de Huesca.[12] Las difíciles relaciones de aquellos años entre la Santa Sede y el Gobierno español impidieron la plena aplicación de las normas concordatarias. De hecho, la diócesis de Barbastro siguió existiendo, pero ya no tuvo obispos durante casi un siglo: hasta 1896 estuvo gobernada por vicarios capitulares y luego por administradores apostólicos residentes con el título de obispos in partibus. Esta situación persistió hasta 1950, cuando el último administrador, Arturo Tabera Araoz, fue nombrado obispo de Barbastro, restableciéndose así la diócesis en todos los aspectos.
En 1908 la diócesis tenía 154 parroquias bajo la supervisión de 10 arciprestes o vicarios. La población de la parroquia era de unas 240 000 personas. Los clérigos sumaban unos 220 y había 231 iglesias y 177 capillas.
La diócesis de Barbastro acumuló durante la guerra civil española la mayor mortandad del país entre sus miembros incardinados pues se causó la muerte a 123 de los 140 sacerdotes, es decir, el 88% de sus miembros, lo que se conoce como la matanza de religiosos de Barbastro.[15][16]
El 15 de junio de 1995, en virtud del decreto Ad Concilii[17] de la Congregación para los Obispos,[18] la diócesis se amplió con 84 parroquias en territorio aragonés que formaban parte de la diócesis de Lérida, y al mismo tiempo asumió su actual nombre. Otras 27 parroquias se trasladaron de Lérida a Barbastro-Monzón el 15 de junio de 1998.[19] Estas decisiones provocaron un conflicto entre las diócesis y las administraciones civiles implicadas por la posesión y gestión del patrimonio histórico-artístico que los dos cambios territoriales habían trasladado de Cataluña a Aragón, conflicto que se resolvió tras 25 años de batallas jurídicas el 10 de marzo de 2021.[20] El 17 de septiembre de 1995 tuvo lugar en la Catedral de Monzón la ceremonia con la cual se constituía la actual delimitación de la diócesis de Barbastro-Monzón a partir de la anterior diócesis de Barbastro y las parroquias aragonesas pertenecientes a la de Lérida. Esto incluía los arciprestazgos de Ribagorza occidental, Ribagorza oriental y Cinca Medio, mientras que los de la Litera y el Bajo Cinca se traspasaron el 15 de junio de 1998. En ese mismo acto, la iglesia de Santa María del Romeral de Monzón pasó a ser concatedral. Al finalizar este proceso, el obispado pasó de 30 000 fieles y 153 parroquias a tener 100 000 y 264 parroquias.[14][21]
Entre los obispos ilustres de Barbastro se encuentran Ramón II, venerado como santo, y el que sería rey de Aragón Ramiro II el Monje.
Estadísticas
Según el Anuario Pontificio 2021 la diócesis tenía a fines de 2020 un total de 86 147 fieles bautizados.
Según cifras oficiales, en el curso 2017-2018 se formaron 2 seminaristas en el Seminario Diocesano.[23] Además del seminario, existen en la diócesis varias comunidades religiosas de ambos sexos dedicadas a la vida contemplativa y la educación de los jóvenes.
↑Antonio Ubieto Arteta, Disputas entre los obispados de Huesca y Lérida en el siglo XII, Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, II (1946), pp. 181-240. Lambert, Dictionnaire d'Histoire et de Géographie ecclésiastiques, vol. VI, col. 600-604.
↑ abLambert, Dictionnaire d'Histoire et de Géographie ecclésiastiques, vol. VI, col. 607.
↑(en latín) Bula In eminenti, en: Ramón de Huesca, Teatro histórico de las Iglesias del reyno de Aragón, tomo IX, Zaragoza, 1807, pp. 500-513 (Apéndice XXVII).
↑Lambert, Dictionnaire d'Histoire et de Géographie ecclésiastiques, vol. VI, col. 613.
↑Lambert, Dictionnaire d'Histoire et de Géographie ecclésiastiques, vol. VI, col. 608.
(en francés) A. Lambert, v. Barbastro, «Dictionnaire d'Histoire et de Géographie ecclésiastiques», vol. VI, París, 1932, col. 594-614
La religión y la Iglesia. Antonio Durán Gudiol. Los Aragoneses. Colección Fundamentos 57.Ediciones ISTMO
Royo García, Juan Ramón Reseña "La persecución religiosa en la diócesis de Barbastro Monzón (1931-1941)" de Martín Ibarra Benlloch. Anuario de Historia de la Iglesia [en línea]. 2014, 23, 605-605 [fecha de Consulta 26 de marzo de 2022]. ISSN: 1133-0104. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35531775061