La sede de la diócesis se encuentra en la ciudad de Almería, en donde se halla la Catedral de la Encarnación. En Oria se encuentra la basílica menor de Nuestra Señora de la Merced.
En la antigüedad el territorio de la actual diócesis de Almería estaba sujeto a la diócesis de Urci, que probablemente fue construida en época romana. La tradición cuenta que el evangelizador de la región, fundador de la diócesis y primer obispo fue san Indalecio, uno de los siete misioneros (viri apostolici) enviados por san Pedro para anunciar la fe cristiana en la Hispania romana.
De la época visigoda se han transmitido los nombres de algunos obispos de los siglos VI y VII. El primero históricamente documentado es Cantonio, que intervino en el concilio de Elvira entre los siglos III y IV; los demás obispos de este período participaron en los concilios nacionales visigodos de Toledo. Posteriormente, tras la conquista árabe de la península ibérica, se conocen al obispo Genesio (862) y Ya'qub bin Mahran (941).
Urci, que entretanto había tomado el nombre de Almería, fue reconquistada provisionalmente por el reino de León y su rey Alfonso VII, con apoyo pisano y genovés en 1147; sin embargo, la población de la ciudad y el campo circundante siguió siendo fundamentalmente musulmana. En esta trabajó el obispo misionero Domingo, conocido en 1147 y 1157. Quizás ya a partir del siglo XIII y a lo largo del XV se concedió el título episcopal de Almería a algunos obispos, pero sin lograr restablecer la diócesis.
A principios del siglo XVI la diócesis todavía estaba poblada por musulmanes, especialmente en el campo. En 1500, tras una revuelta, muchos prefirieron el bautismo al exilio y se convirtieron en cristianos nuevos. En 1568 se produjo una nueva revuelta, al final de la cual los cristianos nuevos fueron expulsados y confiscados sus bienes. Posteriormente, la diócesis fue repoblada con cristianos viejos.
El 16 de junio de 1610 se creó el seminario diocesano, originalmente dedicado a san Indalecio, protoobispo de Urci. En 1635 el obispo Antonio González Acevedo celebró un sínodo para la aplicación de los decretos del Concilio de Trento. Fue el último sínodo diocesano antes de 1929.
El siglo XIX estuvo marcado por la transición histórica de la monarquía absoluta al Estado liberal, lo que supuso nuevas preocupaciones para los obispos de Almería. En la primera mitad del siglo hubo una sede vacante durante mucho tiempo y la diócesis se vio golpeada por políticas de desamortización que consistieron en la confiscación de los bienes de las órdenes religiosas. En la segunda mitad del siglo la diócesis reaccionó ampliando las instituciones educativas, ampliando el seminario, difundiendo la prensa católica y propagando el catecismo. Hacia finales de siglo surgieron también un club de trabajadores y un seminario popular. Fue memorable la participación de Almería en la peregrinación obrera a Roma en 1894.
En 1953 se inauguró el nuevo edificio del seminario diocesano.
El 12 de enero de 1953 se amplió con 18 parroquias pertenecientes a la archidiócesis de Granada mediante el decreto Cum territorium.[1]
En 1957, tras el concordato de 1953 que establecía que los límites de las diócesis coincidían con los de las provincias civiles, la diócesis de Almería adquirió un arciprestazgo de la diócesis de Cartagena, dos de la archidiócesis de Granada y seis parroquias de la diócesis de Guadix mediante el decreto Initis inter de la Congregación Consistorial.[2]
Estadísticas
Según el Anuario Pontificio 2021 la diócesis tenía a fines de 2020 un total de 616 465 fieles bautizados.