Después de que el equipo médico presente verifique el cese de actividades vitales, el camarlengo debe llamar al difunto pontífice tres veces por su nombre de pila, para luego golpear su frente con un pequeño martillo de plata. Tras este rito, el camarlengo declara "Vere Papa mortuus est", lo que en latín significa "Realmente, el papa está muerto". Finalmente es el mismo camarlengo quien debe retirar el anillo de la mano del cadáver.
El camarlengo es quien se encarga de destruir el anillo, supuestamente golpeándolo con el martillo de plata hasta deformar completamente el sello y dejarlo inutilizable, aunque la Santa Sede jamás ha revelado cuál es el procedimiento real.[cita requerida] Tras la destrucción del anillo se sabe que el material de este es utilizado para confeccionar el nuevo anillo destinado al siguiente papa, el cual recibe el anillo de manos del propio camarlengo, en el momento en que acepta el papado. Lo más probable es que el nombre en latín del nuevo pontífice (que se encuentra escrito en el sello de cada anillo) sea grabado después de que el papa nuevo haya recibido el anillo de forma simbólica.
A la vez que se destruye este anillo, también es destruido el sello de plomo con el escudo papal que este utilizó en vida para documentos públicos.[2]