Las Cuatro últimas canciones (Vier letzte Lieder, en alemán) para soprano y orquesta fue la última obra de Richard Strauss, quien las compuso en 1948, a la edad de 84 años. Se consideran el último capítulo en la literatura lírica postromántica.
Originalmente Strauss no pensó escribirlas como ciclo, usando el texto de tres poemas de Herman Hesse (Primavera, Septiembre, Al irme a dormir) y un cuarto poema de Joseph von Eichendorff (En el ocaso), el primero al que le puso música.
Los cuatro poemas versan sobre la muerte cercana y la serena aceptación del destino.
El título Cuatro últimas canciones fue creado por el editor Ernst Roth, quien además determinó el orden en que debían ser interpretadas.
Análisis
Este ciclo, que es una de las partituras más famosas de su autor, está formado de las siguientes canciones:
Frühling ("Primavera"), allegretto;
September ("Septiembre"), andante;
Beim Schlafengehen ("La hora del sueño"), andante;
Im Abendrot ("Al anochecer"), andante.
Esta obra representa en cierto modo el testamento musical del compositor, fallecido en 1949 a la edad de 85 años, aunque compuso en noviembre de 1948 una última canción, Malven ("Las Malvas"), de carácter más ligero. Podemos considerarlas como el canto del cisne de la música romántica, en una época en la que la atonalidad dominaba entre compositores como Arnold Schönberg. De hecho, son las últimas grandes canciones orquestales alemanas de una larga tradición musical.
Los textos de los tres primeros poemas son de Hermann Hesse, escritor más conocido por sus novelas que por su poesía. El último poema es de Joseph von Eichendorff. El conjunto presenta un sorprendente atajo en el ciclo de la vida, desde la "primavera" hasta la "puesta del sol", cuya última línea es "Ist dies etwa der Tod?" ("¿Podría ser esto la muerte?"). Estos lieder proclaman la aceptación serena de la muerte, como una muerte en la belleza. Una conmovedora despedida de la vida, llena de alegría y sensualidad, reflejada en una brillante y colorida orquestación, pero a la vez sencilla, en comparación con obras anteriores, sin pesados adornos. Sin embargo, Strauss no tuvo la intención de organizar estas cuatro canciones en un ciclo, y su orden se fijó póstumamente; también parece que el músico había decidido poner a Frühling en penúltima posición para terminar con una visión más optimista.
Tropezado con el poema de despedida de Joseph von Eichendorff, Strauss comenzó escribiendo la cuarta canción del ciclo, Im Abendrot, el invierno de 1946-1947, y la completó en 1948. La partitura comienza con una explosión de sonido absolutamente radiante producida por una gran orquesta. Luego, la soprano canta sobre el resto que viene después de una larga vida juntos. La esposa del compositor, Pauline, era una soprano para quien él había escrito muchas de sus primeras canciones. Entonces, la energía parece agotarse poco a poco, y mientras los metales bajos cantan el motivo de la transfiguración del poema sinfónico Muerte y transfiguración, la cantante se pregunta si no será la muerte, entonces con la flauta, como dos alondras volando en el cielo, sugieren el vuelo de las almas. Fue después de componer esta pieza que Strauss leyó los poemas de Hermann Hesse, a tres de los cuales puso música durante el verano de 1948. El estremecimiento de Frühling sugiere tanto la primavera como un sueño de resurrección. La segunda canción, Septiembre, más oscura, evoca los colores del otoño, mientras que Beim Schlafengehen, teñida de un delicado erotismo, introduce un sublime solo de violín.
Si bien la obra fue estrenada por una soprano dramática con una voz dominante, Kirsten Flagstad, el ciclo se canta con mayor frecuencia en voces más ligeras, a las que se adapta mejor, aunque otras destacadas cantantes wagnerianas como Jessye Norman lo han interpretado.
Intérpretes
Las cuatro canciones proveen un despliegue ideal a la voz de soprano (registro vocal favorito del compositor), rodeada por una gran orquesta sinfónica con notables intervenciones de la trompa, ambos un homenaje de Strauss a su esposa, la soprano Pauline de Ahna, y a su padre, el solista de trompa Franz Strauss.