La corona actual fue elaborada para la coronación del rey Carlos II, ya que la original, realizada en el siglo XIII con motivo del traslado de los restos de Eduardo el Confesor,[2] fue destruida durante el periodo de la Mancomunidad de Inglaterra.
Diseño
La Corona de San Eduardo, elaborada con oro, es un círculo decorado con ocho florones con forma de cruz patada y flor de lis que se alternan y están decorados con piedras preciosas. En los florones con forma de cruz se apoyan cuatro diademas que convergen en la parte superior de la corona, rematada con un orbe sobre el que está situada otra cruz patada.[3]
Esta joya está adornada con gemas, piedras preciosas y semipreciosas, entre las que se encuentran zafiros, turmalinas, amatistas, topacios y citrinos (cuarzo amarillento). Los bordes del círculo de la base y de cada una de las diademas están decorados con una hilera de perlas.