Aunque existe desde antes del siglo XVI (uno de los más antiguos de la ciudad[2]), durante el siglo XX se vendió parte del Monasterio para pagar una profunda reforma que poco deja ver de su aspecto original.[3]
Sin embargo sí que conserva pinturas, esculturas o retablos de interés artístico datados en el siglo XVI.[4]
Destacaba el convento, además de por su arte por su repostería navideña: frutitas de pasta de almendra, pastas de té y cocadas entre otras especialidades.[5]
Esta actividad era el principal sustento de la comunidad.[6]