Orza de loza esmaltada con tapa. Serie esmeralda (escenas policromas con animales) decorada con una perdiz. Alfar tradicional de El Puente del Arzobispo. Colección Fra (Madrid)
La cerámica y loza de El Puente del Arzobispo, históricamente eclipsada y confundida con la de Talavera de la Reina, ha tenido un esplendor paralelo al talaverano en los siglos XVII y XVIII, subsistiendo como importante centro de producción en el inicio del siglo XXI. Como la de los otros dos grandes focos cerámicos toledanos, Talavera de la Reina y Toledo capital, la de El Puente del Arzobispo es loza con un sello de identidad común que hace que se confundan con frecuencia las producciones de los tres centros, en especial las de los dos núcleos provinciales.[nota 1]
Historia y características
Las menciones y referencias más concretas, desde la fundación de la villa en el siglo XIV por Pedro Tenorio, arzobispo de Toledo, las dan Eugenio Larruga en sus Memorias, citando trece alfares, y Madoz, en su Diccionario, "tres de cántaros y botijos" y siete de "loza basta". En 1890 hay noticias de una fábrica de loza fina y tres de basta. En 1967 se censan trece de fina y ocho de alfarería sin vedrío. En 1976 había veinticuatro talleres de loza fina por solo tres de basta.[1]
Se han estudiado algunas claves diferenciadoras entre la loza puenteña y la talaverana:
Predominio del color verde esmeralda sobre los demás, tanto en las policromías como en la obra más sencilla.
Vidriado, menos blanco en las piezas producidas en El Puente del Arzobispo, y cuya trasparencia permite percibir el tono cremoso de sus arcillas.
La persistencia en la producción de antiguas temáticas talaveranas, como los motivos de caza y cierto barroquismo paisajístico.
La estilización en los productos policromados de inspiración italiana, tratados además con preponderancia de los tonos esmeraldinos.[2]
En 2019 la Cerámica de El Puente del Arzobispo fue declarada Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la UNESCO bajo la denominación oficial de Fabricación artesanal de cerámica de estilo talaverano en Puebla y Tlaxcala (México) y en Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España). Esta declaración alude a las comunidades de artesanos que existen en ambos países, que fabrican con métodos tradicionales objetos de cerámica de estilo talaverano para usos domésticos, decorativos y arquitectónicos. Además, se hace referencia a la identidad de cada taller existente y que la fabricación artesanal de este tipo de cerámica es un símbolo identitario de esas ciudades.[4]
Series
Como en el caso de Talavera de la Reina, la producción de loza en El Puente del Arzobispo ha generado una tipología tan rica y variopinta que ha hecho necesaria una clasificación en series propuestas desde finales del siglo XIX por distintos especialistas, a fin de facilitar su estudio y catalogación. Así en Puente se diferencian varias series, tanto talaveranas como autóctonas. Entre las primeras, pueden citarse, por la abundancia o calidad de las piezas, las series de: mariposas, tricolor, La Encomienda, chinesca, polícroma popular, y las de origen alcoreño: puntilla de Bérain, colagallo y adormidera. Entre las series propias de El Puente del Arzobispo, sobresalen: del pino, de la pajarita y de bandas horizontales.
Serie del pino
Motivo muy trabajado a lo largo del siglo XIX y fácilmente diferenciable por el protagonismo arbóreo de un pino con más apariencia de ciprés, coloreado de tonos verdes y perfilado en manganeso (violeta negruzco). Las piezas antiguas muestran árboles meticulasamente dibujados que, con el paso del tiempo, se han ido estilizando.
Serie de la pajarita
Considerada de influencia levantina (traída a tierras toledanas por alfareros de Manises contratados para las nuevas fábricas). Un ave indeterminada centra la decoración, rodeada de las típicas ramas plumeadas. Policromía clásica en verde, amarillo, azul y dibujo en manganeso.
Serie de bandas horizontales
Frecuente en la producción puenteña entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Típica de jarras y alcuzas decoradas con franjas y cenefas paralelas horizontales, con líneas onduladas de diferente grueso y color, o en negativo sobre fondos oscuros o incisiones en reserva blanca.
Influencia
La loza de Puente ha influido en las artes en algunas ocasiones, de entre las que destacan la zarzuela Loza Lozana, de Jacinto Guerrero, estrenada en el Teatro Coliseum, Madrid en 1943,[5] y la pieza animada Fabulillas, de 2017, creada por el productor de dibujos animados Pedro Alonso Pablos, que utiliza la imaginería de la cerámica de Puente.[6]
↑En este capítulo de litigio y confusión, la etnógrafa Natacha Seseña apunta que la historiografía ha sido injusta con El Puente del Arzobispo, considerando sus lozas como "más populares", en el sentido de "bastas o inferiores". En su opinión, quizá de las más autorizadas en el contexto de la investigación sobre cerámica española, la producción en ambos focos es pareja y la fama de Talavera de la Reina, además de por su mayor antigüedad y tradición, es fruto de su situación geográfica, estratégica en la ruta entre Madrid y Lisboa.
Bibliografía
VV.AA. (1996). Catálogo de Loza Española (Siglos XV al XX). Algeciras (Cádiz): Fundación Municipal de Cultura "José Luis Cano". Museo Municipal de Algeciras. ISBN84-89227-04-7.
Vaca González, Diodoro; Ruiz de Luna González, Juan (1943). Historia de la cerámica de Talavera de la Reina y algunos datos sobre la de Puente del Arzobispo. Madrid: Editora nacional.
Seseña, Natacha (1989). Doble mirada a las lozas de Talavera y Puente («Las lozas de Talavera y Puente», Catálogo de la Exposición celebrada en el Mercado Puerta de Toledo). Madrid.
Seseña, Natacha (1997). Cacharrería popular. La alfarería de basto en España. Madrid, Alianza Editorial. ISBN84-206-4255-X.
González Zamora, César (2004). Talaveras. Las lozas de Talavera y su entorno a través de una colección. Madrid: Grupo Antíquitas 2003 S.L. ISBN978-84-93352-31-8.