El carril Barlow (o también riel de Barlow) es una sección de carril plegado que se usaba en los primeros ferrocarriles. Tiene pies anchos y acampanados y se diseñó para ser colocado directamente sobre el balasto, sin necesidad de disponer traviesas. Fue ampliamente adoptado en ferrocarriles con poco tráfico, pero finalmente no tuvo éxito debido a sus problemas de mantenimiento.
Se parece al carril puente utilizado en la vía longitudinalmente apoyada de Brunel, pero tenía una forma cónica, en lugar de la base plana del carril puente más pesado destinado a colocarse sobre largueros de madera.
Uso
A mediados del siglo XIX, las redes ferroviarias se estaban expandiendo hacia áreas donde se esperaba un tráfico más ligero. El costo inicial de la vía férrea convencional era considerable y se buscaron alternativas más económicas. El carril Barlow disponía de esta ventaja, al evitar por completo el costo de las traviesas y de las sujeciones. Colocado directamente en el balasto, no requería ningún otro equipo auxiliar, aunque el carril en sí mismo era significativamente más pesado y más caro que los carriles convencionales.
En la práctica, tenía varias desventajas. En particular, carecía de elementos para arriostrar los dos carriles a lo ancho, por lo que si el balasto estaba mal consolidado, los carriles podían moverse gradualmente de forma independiente, lo que generaba un grave riesgo de descarrilamiento. Algunas mejoras posteriores incluyeron la colocación de barras de unión entre carriles opuestos para mantener el ancho de vía.
La sección de riel más ancha y pesada era considerablemente más rígida a la flexión lateral, lo que dificultaba la alineación suave en las curvas, especialmente en las juntas entre las piezas sucesivas del carril.
En las curvas, las ruedas de los vehículos que pasan por la vía generan un efecto que tiende a separar los carriles y, en ausencia de traviesas, los carriles tienden a inclinarse hacia afuera.
El carril de Barlow se retiró ampliamente del servicio primario, por lo que quedaron disponibles grandes cantidades de raíles a bajo precio. El Ferrocarril del Sur de Gales puso 400 toneladas a la venta en 1857, con entrega gratuita a cualquier lugar en su línea.[6]
La gran extensión del carril de Barlow colocado en las rutas influidas por Brunel y en Nueva Gales del Sur, ha dejado un legado de postes para cercas y, en algunos casos, tableros de puentes: