Carlos Francisco Borcosque Sánchez (Valparaíso, Chile; 9 de septiembre de 1894-Buenos Aires, Argentina; 5 de septiembre de 1965), más conocido como Carlos Borcosque, fue un director de cine y guionistachileno, que residió en Argentina, donde realizó la mayor parte de su actividad artística. Fue además periodista y un entusiasta de la aviación, en un periodo en que ella estaba en sus comienzos.
Primeros años
Mientras cursaba sus primeros estudios ya escribía obras de teatro que ponía en escena en un teatro improvisado en su casa dirigiendo a sus compañeros que las representaban.
Sus padres, Edmundo Borcosque y María Elena Sánchez, se encontraban separados y recibió de su madre como regalo una cámara de fotos de la que jamás se separaba. Por razones de trabajo su madre se trasladó a Buenos Aires en 1906 y Carlos Borcosque siguió sus estudios en este país, primero en una escuela pública y luego en el Colegio La Salle Buenos Aires. En 1908 comenzó a escribir cuentos policiales que envió al diario La Argentina. Este periódico no solamente publicó uno de sus cuentos sino que además lo tomó como redactor. En principio iba a ser destinado a la sección policial pero cuando el director lo conoció personalmente y supo que ese muchacho que escribía tan bien tenía solo 14 años, prefirió destinarlo a deportes y, posteriormente, a la sección aviación cuando llegaron para el festejo del Centenario los primeros aviadores franceses. Llegó a ser el cronista más popular en este rubro y sus notas aparecían también en revistas como El Hogar, Caras y Caretas, Plus Ultra, entre otras..
Su vinculación con la aviación
En una época en que la naciente aviación sorprendía al país, Borcosque fue el primer fotógrafo desde el aire del país. Tuvo la licencia de piloto aeronauta n* 34 después de haber realizado numerosas ascensiones en globo y en 1914 obtuvo el carnet número 60 de piloto aviador. En el ambiente de la aeronáutica conoció a personalidades como Jorge y Eduardo Newbery, Aarón Anchorena, Félix Origone, Pablo Teodoro Fels, Carola Lorenzini, de la cual fue instructor de vuelo, Paul Castaibert (y sus aviones) y otros.
El 1 de diciembre de 1912 Borcosque fue uno de los que colaboró con el conscripto aviador Pablo Teodoro Fels cuando este realizó sin permiso de sus superiores el vuelo El Palomar-Montevideo estableciendo un nuevo récord mundial de vuelo sobre agua.[1]
Regreso a Chile
A los 21 años Borcosque viajó a Chile para ser instructor de globo y aviación y en esa oportunidad conoció personalmente a su padre, quien le dio una importante cantidad de dinero que invirtió en una galería para filmar y en un laboratorio. En 1924 filmó el primer dibujo animado chileno, titulado Vida y milagro de Don Fausto, personaje de la tira cómica del diario El Mercurio. Entre 1922 y 1926 realizó varias películas mudas, entre ellas, Hombres de esta tierra (1922), Martín Rivas (1925) y El huérfano (1926). Asimismo rodó muchas actualidades y películas que combinaban noticias con notas publicitarias. En 1927 el gobierno de su país lo designa cónsul en Los Ángeles y le encomienda estudiar el cine estadounidense, por lo que viajó con su esposa Lucía Lizana, quien se ocupaba de las tareas técnicas del laboratorio y su primera hija María.
Estadía en los Estados Unidos
En Estados Unidos conoció y entrevistó a las principales figuras de Hollywood para su programa de radio y para la revista chilena de cine Ecran, que él fundara en abril de 1930 y que escribía y dirigía íntegramente desde Hollywood con gran éxito en los países de habla hispana. También hacía crónicas para otras publicaciones latinoamericanas, incluyendo a la revista Sintonía de Argentina.
En 1937 volvió a Buenos Aires contratado por la empresa Argentina Sono Film para dirigir 6 películas en 2 años. En el viaje en barco de 17 días escribió el guion de Alas de mi patria en el que narraba acontecimientos vinculados a la aviación que habían ocurrido desde 1908. Fue una interesante película precursora del género semidocumental sobre la cual el crítico Domingo Di Núbila escribió:
[...] deslumbró a muchos [...] por los destellos de su realización, particularmente el espectáculo de varias escenas, el empleo frecuente de travellings y el sentido de la dinámica en el montaje. En su ritmo y en toda su concepción y desarrollo visual fue lo más parecido a una típica producción de Hollywood que se había hecho hasta entonces en la Argentina. Contribuyó a establecer confianza en el progreso formal de nuestro cine, dio alas a la imaginación de directores y técnicos y fijó la medida, en el ámbito local, de la vibración que gana un film con el manejo pujante de sus componentes cinéticos. Impulsó, en suma, la agilización de la acción en películas argentinas.[2]
Borcosque llegó a Argentina con una técnica de trabajo aprendida en Hollywood que era distinta. Introdujo la llamada planilla de filmación y hacía planes de trabajo por secuencia: decorados, vestuario, utilería, personajes, etc. y con ello reducía considerablemente los costos. Dijo Atilio Mentasti, el hijo del fundador de Argentina Sono Film de Borcosque: “Tenía una disciplina, un orden, usted sabía a la mañana qué se iba a filmar, qué se haría si llovía. Usted caminaba al lado de la película”.[3] Por otra parte, al mismo tiempo que era minucioso de la preparación y eficiente en la producción, no supeditó el trabajo de los actores al brillo técnico y ponía todos los elementos materiales a disposición de la libertad de acción de los intérpretes.
Carlos Borcosque falleció en Buenos Aires el 5 de septiembre de 1965. Tuvo dos hijos: Chichita, quien fue la primera esposa del actor y director Carlos Cores, y con quien tuvo tres hijos; y el también director Carlos Borcosque.
Su obra de amor (1952). Documental biográfico póstumo sobre la figura de Eva Duarte de Perón. Realizado por encargo de la Subsecretaría de Informaciones.
↑Di Núbila, Domingo: La época de oro. Historia del cine argentino pág. 242 Buenos Aires 1998 Ediciones del Jilguero ISBN 987-95786-5-1
↑España, Claudio y Rosado, Miguel Ángel: Medio siglo de cine 1° ed. pág. 19 Buenos Aires 1984 Editorial Abril S.A. y Editorial del Heraldo S.A. isbn=950-10-0133-4