Carlina biebersteinii es una especieherbácea que, como todas las de la familia Asteraceae, se asemejan al cardo. Es la única del género Carlina que se encuentra fuera de Europa, ya que es natural de China.
Descripción
Es una planta herbácea que alcanza un tamaño de 20-120 cm de altura, en dos años, con tallo solitario, ramificado distalmente. Las hojas basales son pecioladas, las caulinares sésiles, enteras, de color verde, del mismo color o el envés más pálido, lanceoladas a linear-lanceoladas, de 4-15 por 0,5-2 cm, con el margen papiráceo, el envés glabro y con grupos de espinas alternando con espinas más gruesas.
Los Capítulos se organizan en uno a varios corimbos. El involucro es hemisférico obconico, de 3,5-4,5 cm de diámetro con brácteas muy numerosas, las exteriores similares a las hojas, verdes, las medianas gradualmente más pequeñas hacia arriba, de color marrón o púrpura oscuro, progresivamente reducidas a espinas bipinnadas. En fin, las brácteas involucrales más internas vienen en 2 series: las más exteriores poco numerosas y con los márgenes ciliados de espinillas pinadas negruzcas, las más internas lineales, higroscópicas (retractadas con la sequedad y extendidas/patentes con la humedad); son amarillentas con la base algo purpurácea, de margen entero, y con el ápice acuminado. El receptáculo es escamoso -con páleas lineales y cerdas basalmente concrescentes- con numerosos flósculoshermafroditos de corola púrpura, de 7-9 mm, con 5 dientes de ápice redondeado. El fruto es un aquenio de 2-4 mm de largo, oblongo-cilíndrico, con costillas, de ápice truncado, densamente cubierto de pelos erecto-adpresos y con vilano de cerdas plumosas connadas de diferentes longitudes en grupos de 2-4, todos unidas basalmente en un anillo. Florece y fructifica en junio-septiembre. Tiene un número de cromosomas de 2n = 20.[1]
Carlina: nombre genérico que cuenta la leyenda que le enseñaron los «ángeles» a Carlomagno como debía emplearla (refiriéndose a Carlina acaulis) contra la peste, y que así libró a sus huestes de ella; y la planta se nombró así en su honor. Más tarde, la leyenda cambió a Carlomagno por Carlos I de España.[4] Está última «interpretación» sería la que sirvió de base a Linneo para nombrar al género.