Es una calle solitaria llena de melancolía y veneración que conserva la única puerta que queda de la Claustra, pues las otras tres se derribaron para pasar a la comitiva en las bodas de Felipe II con Ana de Austria.
Partes de este artículo incluyen texto de Las calles de Segovia : noticias, tradiciones y curiosidades (1918), una obra de Mariano Sáez y Romero (1868-1939) en dominio público.