Esta pintoresca aldea descansa en las estribaciones de la Sierra de la Demanda ocupando una escalonada ladera desde la cual se divisa buena parte de las tierras de Juarros.
Aunque la zona de Juarros, como sucede con su entorno inmediato de Atapuerca, ha sido poblada por el hombre desde la antigüedad más remota, es a finales del siglo IX cuando comienza a asentarse la población con gentes procedentes del norte peninsular. Enrique del Rivero señala que el nombre de Juarros que da nombre a la zona proviene del término euskaldún zugarro, que designa al olmo. El monasterio de Santa María de Bujedo marcó una notable influencia en la zona durante casi siete siglos para desaparecer finalmente con la desamortización de 1835.
Economía
Como zona de transición entre las cumbres de la Demanda y el valle del Arlanzón, el terreno de la zona de Juarros se caracteriza por sus espacios abiertos salpicados de suaves ondulaciones. La especie arbórea dominante es el roble y la fauna es abundante. En temporada se desarrolla una importante actividad cinegética y micológica.
Aunque la ganadería es la actividad dominante, en un pasado reciente la minería tuvo mucha importancia en lugares como San Adrián y Brieva, con la explotación del carbón.
La parroquia compartida de Cabañas y Matalindo depende del Arciprestazgo de San Juan de Ortega, diócesis de Burgos. Se encuentra en una colina que sitúa a medio camino entre las dos aldeas. Junto a ella se encuentra también la antigua escuela hoy abandonada que compartían ambos barrios.