Una posible etimología es la expresión francesa beauté fleur (‘la bella flor’), en referencia a la flor de lis dorada sobre fondo azul que compone el escudo de armas del linaje borbónico. No obstante, en la primera mención al apodo, que se halla en las Narraciones históricas del austracista Francisco de Castellví y Obando, este constata que en 1703 en Barcelona, tras las noticias llegadas a la capital catalana de las batallas de Nimega (1702) y Eckeren (1703), se motejaba a los seguidores de la Casa de Borbón con una palabra derivada del apellido del mariscal Louis François de Boufflers.[2]
Los lingüistas Pere Labèrnia Esteller, Francesc de Borja Moll y Joan Corominas sostienen que la palabra botifler guarda la misma raíz (botir: ‘hinchar’, ‘hincharse’) que el término botiró, usado por primera vez en Centellas durante la revuelta de los Barretines de 1689 para referirse a los soldados del rey. Un origen que parece confirmar un documento de 1707 que afirma que la palabra botifler procedía de Vich. Así botifler y botiró, según el historiador Joaquim Albareda, «podrían tener la misma connotación de persona arrogante, presumida, orgullosa».[3]
Referencias
↑Uso bibliográfico de "butiflero", con sólo 6 resultados en Google books; y de "botiflero", con 23 usos. La palabra "butifler" es usada extensamente, también en la bibliografía en castellano. Webs consultadas el 15/05/2011.
Esparcióse por toda España la aclamación ejecutada en Viena de Austria de rey de España en la persona del serenísimo archiduque Carlos. [..] Estas voces hicieron impresión generalmente en España y en particular empezaba a distinguirse dos partidos, en Cataluña, con sobrenombres distintos. A los que consideraban inclinados a las Dos Coronas [borbónicas] los llamban butifleros y éstos, a los que discurrían ser del partido austríaco, imperiales. Estos nombres tuvieron principio y se originó esta distinción en el combate que en 11 de junio de 1702 hubo en las cercanías de Nimega entre las Dos Coronas y los aliados, mandados los primeros del duque de Borgoña, guiado de la grande experiencia militar del mariscal de Boufflers, [..] Esta noticia llegó a Barcelona en los avisos públicos muy favorable a las Dos Coronas. De este hecho empezó como en sombra este renombre. Tomó cuerpo de otro combate en las cercanías de Amberes entre Eckeren y Cahapelle [..] Los avisos publicados en España le escribieron muy favorables [a las Dos Coronas]. Los extranjeros daban favorable a los aliados el suceso. De este segundo hecho quedaron distinguidos los partidos. Los que creían o esparcían sucesos favorables a las Dos Coronas eran llamados butifleros y los que divulgaban o creían sucesos favorables al rey Carlos y sus aliados eran considerados con el nombre de imperiales. Esta distinción y renombre ocasionó muchos infortunios y desgracias, y duró todo el curso de la guerra. Y aunque en 10 de marzo de 1711 murió el mariscal Boufflers, no terminó el renombre y creció siempre el encono entre los dos partidos, conservándose aún después de terminada la guerra en España.
Francisco de Castellví, Narracciones históricas, vol.1; pp.420-421