Fue construido para el Perú en Trieste, Italia, en 1843, desplazaba 415 toneladas, tenía una longitud de 77 pies, un manga de 24 pies y un calado de 14 pies, además estaba armado con 16 cañones. La nave poseía una tripulación selecta de 136 hombres bajo el mando del Capitán de Fragata José María Silva Rodríguez.
Histórica participación en California en tiempos de la fiebre del oro
Como hecho importante que demuestra el poderío naval de aquel entonces, se cuenta el hecho de que en tiempos de "la fiebre del oro", que se había desatado en California, en el oeste de los Estados Unidos de Norteamérica, unos ciudadanos peruanos avecindados allí y que se hallaban en dificultades pidieron ayuda y protección al presidente peruano Ramón Castilla, el presidente entonces decidió mandar un barco para que preste la protección pedida por estos peruanos, el buque de guerra elegido para esta tarea fue el bergantín Gamarra,[1] dicho barco zarpó a California el 25 de enero de 1849, con provisiones para nueve meses y llegó a San Francisco a mediados de marzo, después de 45 días de navegación que cubrieron un total de 4,010 millas náuticas.
En su primer informe a la Marina, el capitán José María Silva informó que a su llegada, encontró a los barcos peruanos Eliza, Susana, Mazzeppa, Calderón, San José, Volante, Andrea, Bella Angelita y Atlanta prácticamente abandonados y sin su tripulación. Durante las siguientes semanas, los marineros del Gamarra repararon y transportaron algunos de esos barcos de regreso a Perú. Los buques restantes fueron subastados por sus propietarios y se convirtieron en buques de servicio de carga y pasajeros en los ríos Sacramento y San Joaquín.
Mientras el buque de guerra peruano estaba anclado en la Bahía de San Francisco, estallaron violentos disturbios en la ciudad y las autoridades locales, incapaces de controlarlos, solicitaron el apoyo de las tripulaciones de algunos buques extranjeros. El Comandante del Gamarra envió un destacamento bien armado de marineros peruanos para ayudar a los agentes de la ley, y se restableció el orden. Las autoridades de la ciudad elogiaron a los peruanos por su orden y disciplina.
Una vez que se completó la tarea, el 16 de mayo de 1849, el buque zarpo de California para retornar al Perú, llegando primero al puerto norteño de Paita el 7 de julio de ese año. Sobre esta exitosa misión en California, un orgulloso presidente Castilla dijo al Congreso:
"Para conocer el estado de nuestra Armada, no se necesitan investigaciones intensas. Todo lo que necesitamos es mirar nuestra bandera en California, cumpliendo con los deberes de honor que otras banderas respetables no han cumplido".