Las dos subdivisiones del Barrio de Belén: Alto Belén en primer plano asentada sobre la Loma de Vizcarra/Pijuayo Loma, y Bajo Belén ubicado al fondo en extensión hacia el río Itaya.
Barrio de Belén, también conocida como La Venecia Amazónica o simplemente Belén, es una sección de Belén, Iquitos, en el Perú. El barrio es uno de los puntos turísticos y con gran fuerza comercial en Iquitos, y está dividida en Alto Belén y Bajo Belén. Su nombre se debe a su arquitectura convencional compuesta principalmente por palafitos y balsas hogareñas (ubicadas más allá de la orilla del río Itaya). La vida suburbana estacionalmente cambio de ritmo por la crecida y descenso del Itaya.[1]
Históricamente, el Barrio de Belén es el núcleo principal que inició su expansión de abajo hacia arriba hasta formar así mismo el actual Distrito de Belén. El barrio nació a orillas de Belén Cocha, un pequeño brazo del río Itaya que nacía y ahora es una calle llamada Itaya.[1]
El Barrio se expandió, y fue poblando un cerro denominada la Loma de Vizcarra, y posteriormente Pijuayo Loma por la abundancia de aquella palmera.[1]
Cultura y turismo
El Barrio de Belén tiene un importante retazo de la cultura de Iquitos. Su fragmento cultural se considera «pintoresco»,[1] «populoso, mágico y rebelde»[2]
El turismo en el Barrio de Belén conforma su arquitectura convencional, comida, cosmovisión, estilo de vida, comercio e hitos.[2] Alto Belén tiene sitios turístico como la Casona del Mercado de Belén, el Pasaje Paquito, Mirador Turístico de Belén, Mirador Turístico de Cornejo Portugal, Embarcadero Puerto Santa Rosa; mientras tanto, Bajo Belén tiene como puntos turísticos a la Glorieta de Belén, la Venecia Loretana y los puertos de Belén.[2]
Mercado
El Mercado de Belén es un punto altamente importante en Iquitos y tiene un vívido movimiento comercial debido al intercambio de productos propios de la región. El mercado es el principal y ofrece una diversidad de productos que llena generalmente la «despensa amazónica».[3] El Mercado empieza al final de la calle 9 de Diciembre, bajo la señal «Mercado Belén» enmarcada en un gran edificio azul, y se expande por varias calles con angostos corredores.[4] 150 comunidades nativas vienen al Mercado para vender sus productos.[4]
El Mercado está caracterizado por tener una personalidad propia y única, y se debe principalmente por su imagen memorable del mercado tradicional del pasado.[3] Según Dames Jane Pantenon, la entrada al Mercado invoca «la sensación de entrar en la boquilla de una aspiradora», y conforman de vendedores con un estilo muy informal y rítmico para llamar a los compradores.[4]
Escribiendo para La Mula, Ignacio Medina cita sobre el impacto cultural del Mercado de Belén:[3]
El Mercado de Belén es el espectáculo total. El recuerdo de cómo fue la cocina del pasado y, al mismo tiempo, la muestra de los productos que están llamados a definir las cocinas del futuro. Debería estar protegida por una ley universal. Debería estar a salvo de los transgénicos. [...]»
— Ignacio Medina
El Mercado de Belén tiene un enorme despensa muy diversificada, con un total de 390 inventariados, de los cuales 231 son vegetales, 157 de origen animal y 2 de origen mineral. El 84% son producidos en la zona, y el 16% provienen de la costa y San Martín.[5] Entre los productos de origen animal destacan los animales silvestres con 60 especies y los peces con 56 especies.[5] El 77% (179) de los productos de origen vegetal que se encuentra en el mercado son cultivados, recolectados y/o procesados localmente.[5]
A continuación se muestra una lista de productos vendidos en el Mercado de Belén. Cada categoría tiene un número de especies en paréntesis, y las especies foráneas están cursiva:[5]