Esta proclamación respondió a la necesidad de intensificar los esfuerzos internacionales para erradicar el apartheid, un sistema de segregación racial considerado un crimen contra la humanidad y una amenaza a la paz internacional. La propuesta fue presentada por el Consejo Económico y Social mediante la resolución 2082 B en mayo de 1977 y recibió el respaldo de la Organización de la Unidad Africana (OUA), organizaciones sindicales y diversas entidades no gubernamentales.
El objetivo principal del Año Internacional era movilizar a la comunidad internacional para poner final al apartheid, fortaleciendo el apoyo a los movimientos de liberación y promoviendo la creación de una sociedad basada en la igualdad y el derecho a la libre determinación de todos los habitantes de Sudáfrica.
Actividades y alcance
Esta proclamación incluyó una amplia gama de actividades para sensibilizar a la comunidad internacional sobre la gravedad del apartheid y sus implicaciones para la paz y los derechos humanos. Se destacó la lucha de los movimientos de liberación sudafricanos como un pilar fundamental en la erradicación de este sistema, y se subrayó la necesidad de establecer una sociedad igualitaria y democrática en Sudáfrica.
La Asamblea General instó a los gobiernos a cesar toda colaboración con el régimen sudafricano en ámbitos como el militar, político, económico y cultural, y a implementar sanciones efectivas para debilitar las bases del apartheid. Paralelamente, se promovió el apoyo material, moral y político a los movimientos de liberación y a las víctimas de este sistema opresivo, reconociendo su papel en la construcción de una nueva sociedad.[2]
La educación y la comunicación fueron instrumentos clave en esta campaña. Se organizaron seminarios, eventos públicos y se produjeron materiales informativos y audiovisuales que visibilizaban las injusticias del apartheid y daban voz a los opositores. Líderes internacionales y medios de comunicación emitieron mensajes de solidaridad, y las instituciones educativas desempeñaron un papel crucial en la difusión de estas iniciativas.
Además, la cooperación interinstitucional fue prioritaria. Organismos especializados de la ONU, como la UNESCO y la OIT, trabajaron en conjunto para abordar los impactos del apartheid en diversas áreas sociales y económicas. Gobiernos y organizaciones no gubernamentales colaboraron activamente en la planificación y ejecución de estas actividades, demostrando un compromiso global para acelerar el fin del apartheid.[2]
El financiamiento para las actividades del Año dependió de contribuciones voluntarias al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas[3] para la Publicidad contra el Apartheid, así como del apoyo de organizaciones internacionales y gobiernos comprometidos con esta causa. La observancia de este año representó un esfuerzo colectivo y coordinado para intensificar la lucha contra el apartheid, en solidaridad con el pueblo sudafricano y sus movimientos de liberación.[1][2]