Un arcoíris monocromático o rojo es un fenómeno óptico y meteorológico y una rara variación del arcoíris multicolor más comúnmente visto. Su proceso de formación es idéntico al de un arcoíris normal (es decir, la reflexión/refracción de la luz en las gotas de agua), la diferencia es que un arcoíris monocromático requiere que el Sol esté cerca del horizonte; es decir, cerca del amanecer o el atardecer. El ángulo bajo del sol da como resultado una distancia más larga para que su luz viaje a través de la atmósfera, lo que hace que las longitudes de onda más cortas de luz, como el azul, el verde y el amarillo, se dispersen y dejen principalmente el componente rojo.[1] En el entorno con poca luz donde el fenómeno se forma con mayor frecuencia, un arcoíris monocromático puede tener un efecto muy dramático.