Este ancho tomó carta de naturaleza inicialmente gracias a los trabajos en la India del ingeniero británico Everard Calthrop, que vio la oportunidad de rentabilizar líneas secundarias con un elevado tráfico potencial de viajeros, conectadas con líneas de ferrocarril de gran capacidad. Para ello, racionalizó y estandarizó la construcción del material móvil, uniformando la carga por eje a un máximo de 5 toneladas y minimizando al máximo los costes de construcción, explotación y mantenimiento. El Ferrocarril Ligero de Barsi, una línea de ancho imperial que llegó a tener 202 millas (325,1 km) de largo, se convirtió en un gran éxito y en una referencia para las líneas posteriores del mismo tipo.[1]
El éxito de estos pequeños ferrocarriles llevó a que se implantaran en la Colonia del Cabo de la mano del también ingeniero británico Thomas Hall, y que se extendieran por el estado de Victoria, en Australia. Así mismo, se convirtieron en una útil herramienta en plantaciones agrícolas o forestales a gran escala en el Sudeste de Asia y en el Caribe, sirviendo a su vez de medio de transporte en numerosas islas con orografía accidentada.
Con el paso del tiempo, gran parte de estas líneas han desaparecido, bien por falta de rentabilidad o por haberse transformado a anchos de vía más amplios. A comienzos de la década de 2020, había inventariados seis países con ferrocarriles de ancho imperial de cierta entidad en servicio: la República Dominicana, la India, Japón, Nepal, la isla de San Cristóbal, Taiwán.[2]
↑Calthrop, E. R., 1997,Light Railway Construction, Plateway Press.
↑Central Intelligence Agency. «Field listing: Railways». The World Fact Book(en inglés). Archivado desde el original el 24 de julio de 2020. Consultado el 28 de marzo de 2020.