Considerada una de las mejores actrices del cine argentino, en 1937 estrenó la obra de teatro Yerma, de Federico García Lorca, y luego interpretó otras obras como La ciudad alegre, Divinas palabras y Doña Rosita, la soltera. A su vez, en España ya había debutado en cine con Diez días millonaria a principios de los 30", y a mediados de esta década, con dirección de Edgar Neville y sello de la productora Ufilms S.A., incursionó en un breve rol en El malvado Carabel.
En 1943, luego de un pequeño paréntesis sin actividad, secundó a Amelia Bence y Pedro López Lagar en un film que fue un acontecimiento para la cinematografía: Los ojos más lindos del mundo, título con el que se la relaciona a la protagonista. En La dama duende (1944) compuso un rol secundario pero destacable, donde se luce principalmente Delia Garcés, contando con la actuación especial de Antonia Herrero.
Actuó con estrellas del cine argentino como Amelia Bence, Delia Garcés, Olga Zubarry, Luisa Vehil, entre otras integrando la reconocida Época de Oro del Cine Argentino. Sus personajes más entrañables fueron las cotidianas abuelas o tías, donde se podían notar sus grandes condiciones actorales.
También participó asiduamente en radio, en el programa radial y televisivo "Son cosas de esta vida", y en teatro se recuerda su papel en Los árboles mueren de pie, con Luisa Vehil. En 1960 realiza su última aparición cinematográfica argentina en Tierra de nuestros mayores, de Manuel Aris, con un reducido elenco.