En 1897, los empresarios William Morrison y John C. Wharton crearon una máquina capaz de formar con el azúcar lÃquido finos hilos de manera automática, haciendo pasar azúcar lÃquido mezclado con colorantes por un tejido para formar las hebras. El invento fue primero presentado en la Feria Mundial de Francia de 1900 con el nombre de Fairy Floss ("Seda de hadas"), y luego en la Feria Mundial de San Luis, Estados Unidos de 1904 a un valor de 25 centavos de dólar la porción.
Hacia 1940, otra empresa, Gold Medal Products, creó otro modelo con base al mismo principio, haciendo máquinas más sólidas y formadas por piezas metálicas más resistentes y menos proclives a fallos. De esta manera, la golosina se terminó de consolidar entre la gente al bajar el precio final para el consumidor.
Funcionamiento de la máquina
El funcionamiento de esta máquina es el mismo que el de las máquinas actuales: El azúcar mezclado con colorante se coloca en el centro de la máquina donde se dispone un pequeño cuenco que tiene adosado un dispositivo para hacerlo rotar a gran velocidad y una fuente de calor para derretir el contenido. Luego, por medio de la fuerza centrÃfuga, el lÃquido se filtra por una serie de pequeños agujeros en los lados. Cuando el azúcar entra en contacto con el aire se solidifica, formando unos finos hilos a la vista similares al algodón que se amontonan en un recipiente de mayor tamaño colocado alrededor del cuerpo central de la máquina. El operador de la máquina entonces los junta con un palo, un cono y en algunas ocasiones con su mano.
Como la mayor parte del algodón de azúcar es aire, las raciones suelen ser muy grandes, por lo general mayores que la cabeza de un adulto, resultando enormes para los niños.