Antes de la revolución Francesa era infinito el número de abates y se hallaban en toda buena sociedad tomando parte en sus placeres y entrometiéndose en todo y por todo y de aquí nació el modismo: entrometido como un abate.
Eran segundones del estado noble o personas acomodadas de la clase media. Venían a ser unos aspirantes a abades comendatarios y se introducían como amigos, directores o preceptores de la familia en las casas distinguidas.
Solía ser su traje, particularmente en España, el común de la gente docente solo que era de color morado o negro, con una capeta o pedazo de raso negro colgado de la espalda, cabellos a la romana con casquete de suela algunos y un sombrerito pequeño de tres picos que solían llevar debajo del brazo.[2]
Abates famosos
Muchos clérigos se distinguieron positivamente por sus actividades literarias y filosóficas o políticas:
Abate Andrés: Juan Andrés, humanista del siglo XVIII, padre de la Historia Universal de las Letras y las Ciencias.
Abate Marchena: político, escritor, periodista y traductor español del siglo XVIII, uno de los españoles que más activamente participó en la Revolución francesa como agitador político y colaborador.